Con sacos terreros en las ventanas, la calle adyacente cerrada al tráfico y amplios muros de hormigón rodeando el jardín. Bajo estas condiciones debe vivir el encargado de negocios español en Bagdad, Marcos Vega. La residencia del embajador está protegida por un doble dispositivo de seguridad, uno interior, de agentes españoles de los GEO, y otro exterior, de guardias privados de seguridad. El Gobierno español no autoriza publicar el nombre del segundo diplomático de la legación. La residencia y la cancillería están en dos edificios.