Donald Trump y Kim Jong-un avanzan hacia ese choque frontal que había pronosticado China. Estados Unidos envió un escuadrón de ataque a las aguas de la península de Corea en vísperas de una semana tradicionalmente movida por la costumbre norcoreana de aliñar la celebración de sus aniversarios variados con tropelías misilísticas o nucleares. No es probable que el reciente ataque estadounidense a Siria haya mitigado la paranoia de sus líderes.

El imponente destacamento está liderado por el portaviones nuclear Carl Vinson y secundado por destructores y cruceros con misiles y capacidad para abatir los de los enemigos. Estaba previsto que permanecieran en Australia pero la Casa Blanca decidió enviarlos hacia la península asiática. «La amenaza principal en la región sigue siendo Corea del Norte por su temerario, irresponsable y desestabilizador programa de prueba de misiles y de su propósito de obtener armas nucleares», argumentó la portavocía de la Armada en el Pacífico. La flota regresó a la zona en la que el mes pasado practicó las anuales maniobras militares conjuntas con Corea del Sur.

ESPIRAL PREBÉLICA / Ni Washington ni Pyongyang se arredran en su espiral de marcador carácter prebélico. El destacamento naval llega cuando imágenes de satélite indicaban un nuevo ensayo nuclear por parte del país asiático. Trump ha aclarado en las últimas semanas que todas las opciones están sobre la mesa y que resolverá el problema sin la ayuda china. El Consejo de Seguridad Nacional estadounidense ha sugerido dotar al Gobierno de Seúl con armas nucleares y asesinar a Kim Jong-un como vías para acabar definitivamente con el problema norcoreano.

Sus misiles recientes contra Siria como castigo a la utilización de armas químicas revelaron que su política de no intervención es negociable. Ese ataque en Oriente Próximo ha apuntalado la convicción de los líderes norcoreanos de que solamente el programa nuclear les separa de la aniquilación. «Estados Unidos, que fanfarronea de superpotencia, solo se ha atrevido con países sin armas nucleares», recordaba el sábado un portavoz militar de Pyongyang. El ataque, que calificaba como una «intolerable agresión», prueba que «es peligroso hacerse ilusiones con el imperialismo» y que «solo el poder militar sirve para protegerse» de sus ataques.