Lejos de los focos, en intensas negociaciones, altos representantes de la Administración de Donald Trump en Estados Unidos y del Gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador, que tomará posesión el sábado en México, buscan un acuerdo que podría alterar radicalmente el escenario de los movimientos migratorios en la región. Son conversaciones complejas y de futuro incierto que Trump dificulta con su disposición a hacer de la amenaza, vía Twitter, herramienta política.

Ayer el mandatario amenazó con «cerrar permanentemente la frontera (con México) si es necesario». Su mensaje en la red social llegaba horas después de que el domingo, en Tijuana, adonde han llegado en las últimas semanas unos 5.000 inmigrantes centroamericanos organizados en caravanas, se viviera una jornada caótica que disparó la tensión a nuevas cotas.

Agentes estadounidenses de fronteras frenaron con gases lacrimógenos y «otros proyectiles» a varios centenares de los inmigrantes que intentaron entrar en EEUU, entre quienes había mujeres y niños. Al menos 69 personas, casi todos hombres, que lograron cruzar fueron detenidos y serán deportados, informó a Efe Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza. Hubo también 39 detenidos en México por disturbios.

Aunque algunos de los inmigrantes lanzaron piedras contra los agentes, las imágenes de mujeres con niños descalzos o en pañales huyendo entre la humareda han desatado una ola de indignación, especialmente contra una Administración que ya ha aplicado otras tácticas brutales como separar familias en la frontera. «Disparar gas lacrimógeno a niños no es lo que somos como americanos. Buscar asilo no es un crimen. Debemos ser mejor que esto», dijo, por ejemplo, Tom Perez, presidente del Comité Nacional Demócrata.

COSTE ECONÓMICO

Los choques llevaron también al Departamento de Seguridad Nacional a cerrar durante cuatro horas todo el tráfico peatonal legal por el paso de San Ysidro que separa Tijuana y San Diego y durante seis horas el tráfico de vehículos. Se trata de una decisión con un claro componente de presión sobre México, pero plantea también un coste para EEUU. Cada día 120.000 vehículos de pasajeros, 63.000 peatones y 6.000 camiones se mueven por ese punto entre Tijuana y San Diego. Es el paso fronterizo más transitado de todo el hemisferio occidental y un elemento clave para intercambios comerciales bilaterales entre las dos localidades que mueven 2,1 millones de dólares cada día.

Para Trump la prioridad ahora, no obstante, es reforzar las muestras de mano dura, especialmente ante la organización de caravanas como la que salió el 13 de octubre de Honduras. Trump ya ha aprobado el envío de 5.200 soldados a la frontera, a los que la semana pasada se dio autorización para usar «fuerza letal».

Su mensaje tiene también un claro componente de política nacional, y no solo hacia sus bases más extremistas. En el tuit de ayer volvía a reclamar al Congreso «financiación para el MURO». Y mantiene viva la amenaza de provocar un cierre del Gobierno si las cámaras no incluyen esos fondos en el acuerdo presupuestario que debe estar listo para el próximo 7 de diciembre.