El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cada vez más solo y aislado en la comunidad internacional, cuyo trabajo conjunto se ve dificultado por la filosofía nacionalista y proteccionista del «América primero» que rige ahora en Washington. Pero Trump suma también cada día intensidad a sus desafíos. Ayer llegó a Canadá para participar en una cumbre del G-7 marcada por las tensiones que ha creado con decisiones como la imposición de aranceles a importaciones de socios como Canadá y la Unión Europea. Pero incluso antes de aterrizar echó aún más leña al fuego de una reunión ya compleja al sugerir que el grupo debería readmitir a Rusia, que fue expulsada hace cuatro años tras la intervención militar en Ucrania y la anexión de Crimea.

Justo antes de despegar hacia Canadá para participar junto a los líderes del país anfitrión, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia en la cumbre en La Malbaie, en la región de Charlevoix (Quebec), Trump hizo su polémica propuesta en unas declaraciones a la prensa en la Casa Blanca. «Soy la peor pesadilla de Rusia», ha dicho tratando claramente de alejar los fantasmas que le persiguen por su cercana relación con Vladímir Putin, su laxa respuesta a la interferencia del Kremlin en la elecciones estadounidenses y por la investigación que dirige Robert Mueller de la posible confabulación de su campaña en esa injerencia. «Pero dicho esto, Rusia debería estar en esta reunión».

APOYO DE ITALIA

El nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fue el único líder que ha respaldado la propuesta. Incluso el Kremlin recordó que Rusia está «centrada en otros formatos aparte del G-7», como el G-20. Y el recordatorio llegó, precisamente, mientras Putin se encontraba en China con el presidente chino, Xi Jinping.

Con su propuesta Trump fue capaz de capturar y dirigir la atención mediática. Y sumó un elemento más de tensión a una cumbre que hasta esas declaraciones estaba marcada por la brecha creciente que EEUU ha abierto con sus socios. El eje central de las discrepancias son los aranceles. Pero la larga lista de desavenencias incluye también la lucha contra el cambio climático o la relación con Irán, que Trump hizo añicos abandonando el acuerdo de París y el pacto internacional para frenar el programa nuclear militar de Teherán.

RESPUESTA EN TWITTER

La ruptura quedó de manifiesto con los duros mensajes públicos que se cruzaron ya antes de la cumbre Trudeau y Macron y Trump, quien usó Twitter por la mañana para responder a las críticas que le lanzaron el jueves sus homólogos canadiense y francés, llegando a escribir: «Eliminad vuestros aranceles y barreras o haremos algo más que igualarlas». Esa ruptura puede escenificarse de forma aún más evidente si la reunión acaba, hoy, con un comunicado conjunto firmado por todos los participantes menos el estadounidense.

Trump llegó ayer una hora tarde a la cumbre, lo que según la Casa Blanca impidió que tuviera lugar una reunión bilateral que tenía prevista con Macron, aplazada hasta la tarde tras el aparte de 10 minutos entre ambos mandatarios. La Casa Blanca también anunció ya el jueves por la noche que Trump abandonará temprano la cumbre. Participará en La Malbaie en una sesión sobre empoderamiento de la mujer, pero se saltará otras relacionadas con cambio climático, energía limpia y océanos. Partirá rumbo a Singapur, donde el martes está previsto que tenga lugar su histórico encuentro con Kim Jong-un para abordar la desnuclearización de Corea del Norte.