El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha conmutado este viernes la sentencia de cárcel de su amigo y exasesor Roger Stone, un veterano estratega republicano que en febrero fue condenado a 40 meses de cárcel por mentir bajo juramento al Congreso, intimidar a un testigo y tratar de entorpecer la investigación de la injerencia rusa en las elecciones de 2016 que salpicaba a Trump. Aunque no ha llegado a emitir un perdón y en el historial de Stone quedarán los siete delitos por los que fue condenado de momento y si no gana sus recursos, el presidente le libra de la cárcel, donde debía entrar este martes en Georgia.

Trump, que repetidamente ha asegurado que Stone había sido víctima de una corrupta e ilegal caza de brujas, ha llamado personalmente a su confidente para anunciarle la decisión y este, según le ha dicho a AP, ha celebrado con champán. Poco después la conmutación ha sido anunciada por la Casa Blanca en un extenso comunicado de prensa donde se califica de injusta la sentencia, se define a Stone como víctima del engaño ruso y se lanza una perorata contra la investigación del fiscal especial Robert Mueller que fue la base del proceso de impeachment a Trump y los procesos judiciales que derivaron de ella, incluyendo ataques a un miembro del jurado de Stone.

Roger Stone ya ha sufrido enormemente. Fue tratado muy injustamente, como otros muchos en este caso. Roger Stone es ahora un hombre libre!, concluía el texto, donde se repasaba el trabajo del veterano para republicanos como Ronald Reagan o Bob Dole, aunque se omitía el nombre al que más asociado está y cuyo rostro tiene tatuado entre los omoplatos: el de Richard Nixon.

CRÍTICAS Y ALERTA DE INJERENCIA EN EL SISTEMA JUDICIAL

La decisión ha desatado inmediatamente una tormenta política y un alud de críticas, especialmente de los demócratas. Adam Schiff, que dirigió en el Congreso una de las investigaciones de la injerencia rusa, ha asegurado que con esta conmutación Trump deja claro que hay dos sistemas de justicia en América: uno para sus amigos criminales y otro para todo el resto. Un portavoz de Joe Biden, el candidato demócrata que se mide a Trump en las elecciones de noviembre, ha asegurado que el presidente ha vuelto a abusar de su poder. Y la senadora Elizabeth Warren ha tuiteado que Trump ha abandonado el estado de derecho y ridiculiza nuestra democracia. Realmente es el presidente más corrupto de la historia.

La acción ejecutiva de Trump, que algunos asesores de la Casa Blanca le habían desaconsejado preocupados por el potencial impacto político negativo, renueva además las ya elevadas alertas por la intromisión del presidente en el sistema judicial y la pérdida de independencia del Departamento de Justicia durante su mandato.

Durante el procesamiento de Stone ya realizó presiones a Justicia y cuatro fiscales del caso se retiraron de él (y uno dimitió) cuando el fiscal general, William Barr, intervino para rebajar la petición de años de cárcel que su propio Departamento había realizado. Aunque Barr luego hizo una crítica a los perjudiciales tuits de Trump y prometió que no iba a dejarse acosar o influenciar por nadie, sus palabras se vieron como lágrimas de cocodrilo. Esta misma semana, en una entrevista en televisión, Barr definía de correcto el procesamiento de Stone y de justa la sentencia que enfrentaba ahora y que Trump ha conmutado, desacreditando una vez más a su titular de Justicia.

Hace dos meses en un paso extremadamente inusual el Departamento de Barr retiró su caso penal contra Michael Flynn, el exasesor de seguridad nacional que se había declarado culpable, y en junio Trump despidió a Geoffrey Berman, el fiscal federal de Nueva York que dirigió el caso que acabó con el abogado de Trump Michael Cohen en la cárcel e investigó a otro letrado personal del presidente, Rudy Giuliani.