El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha condenado con dureza el aparente ataque químico acaecido el martes en Siria y ha acusado al régimen de Basar al Asad de estar detrás del incidente, descrito por varios líderes mundiales como un crimen contra la humanidad. "Este ataque atroz del régimen de Asad no puede ser tolerado", ha dicho tras reunirse con el monarca jordano, Abdalá II, en la Casa Blanca. Trump se ha referido a los civiles muertos en el ataque, entre ellos varias mujeres, niños y "hermosos bebés". "Sus muertes son una afrenta contra la humanidad", ha añadido el lider estadounidense. Trump no ha querido responder, sin embargo, a la pregunta de si responderá militarmente al ataque.

El presidente ha acusado a su predecesor de perder en su día "una oportunidad" para resolver el conflicto sirio, al prometer que respondería en caso de que el régimen de Asad utilizara armas químicas, la "línea roja" trazada entonces por Barack Obama. Esa línea roja se cruzó en 2013, pero Obama no actuó. "Para mí ha cruzado muchas líneas", ha dicho Trump esta vez. "Cuando matas a babés inocentes con gas letal estás cruzando muchas líneas".

El ataque en Jan Seijoun, cometido según las primeras evaluaciones con gas sarín, representa la primera prueba de fuego de envergadura para la política exterior de Trump. Su embajadora ante las Naciones Unidas ha declarado en el Consejo de Seguridad que EE UU podría actuar de forma unilateral si la ONU no adopta medidas punitivas, unas palabras que van mucho más allá de lo que había dicho hasta ahora la Casa Blanca. En su primera reacción al incidente, descrito como un “crimen de guerra” por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lo condenó con dureza, pero también lo utilizó para hacer política interna de forma infantil, como si la campaña electoral no se hubiera acabado. “Estas acciones inhumanas del régimen de Bashar al Asad son consecuencia de la debilidad y las dudas de la pasada Administración”.