Tomando el té con la reina Isabel II antes de volar a Escocia para jugar al golf, Donald Trump concluyó ayer su visita oficial de dos días al Reino Unido dejando tras de sí una tormenta diplomática. El presidente estadounidense atacó de frente el plan de brexit de Theresa May y cuestionó su maltrecho liderazgo. En una entrevista concedida al diario The Sun, advirtió a la primera ministra de que peligra un acuerdo comercial con Estados Unidos si mantiene su plan actual para el brexit.

«Si aprueban un acuerdo como ese, estaríamos tratando con la Unión Europea en lugar de con el Reino Unido, y eso puede matar probablemente el acuerdo», afirmó Trump. El dirigente se permitió reprochar a May el no haber escuchado sus consejos sobre la negociación del brexit. «Yo lo hubiera hecho de manera diferente. De hecho, le dije a Theresa May cómo tenía que hacerlo, pero no me ha escuchado. Ha querido ir por otro camino. Ha tomado el sentido opuesto y está mal».

POR SORPRESA / Las declaraciones pillaron por sorpresa a la anfitriona. Trump irrumpía en el delicado debate interno que divide al Gobierno británico y al Partido Conservador. Lo hacía además desautorizándola y dando argumentos a los oponentes de May, partidarios de una ruptura total con la UE. Trump no solo atacó el plan del brexit presentado oficialmente el jueves. Además de eso, humilló a May poniendo en duda su capacidad de liderazgo. Al mismo tiempo ensalzó al principal opositor de la primera ministra, Boris Johnson, el cabecilla de los que buscan dejar la mesa de negociaciones con Bruselas. El que fuera el peor de los ministros de Asuntos Exteriores que ha tenido el Reino Unido dimitió el lunes en desacuerdo con la estrategia de May, algo que Trump lamenta. «Es un tipo con mucho talento. Fue muy triste verle marcharse del Gobierno». «Sería un excelente primer ministro, porque -añadió- «creo que tiene lo que hay que tener».

Horas después de la publicación, May y Trump celebraron una reunión bilateral en la residencia de campo de Chequers. El tema principal en la agenda era precisamente el comercio con EEEUU. La conferencia de prensa posterior fue un intento de reparar la brecha diplomática y la relación «especial» entre ambos países, después del daño causado por la entrevista.

Trump jugó a los equívocos y acusó a The Sun de publicar «fake news», de falsear sus declaraciones, por no haber incluido los comentarios positivos que había hecho de May. El audio de la entrevista era una prueba irrefutable de sus opiniones y el diario se ratificó en lo publicado. Trump se deshizo en elogios hacia May. «Es increíble», «inteligente», «dura negociadora», «mejor tenerla de amiga que de enemiga». La relación con el Reino Unido es «especial al máximo nivel».

Al hablar de la negociación del brexit reconoció que había hecho «una sugerencia» a May, «no un consejo», que ella quizás «encontró demasiado brutal» y no reveló. «Ella va hacer lo mejor. Lo único que le he pedido es que solucione el asunto de manera que podamos tener un acuerdo comercial, porque no tenemos un acuerdo comercial justo, actualmente con la Unión Europea. Tratan a Estados Unidos de una forma horrible y eso va a cambiar. Y si no cambia van a tener que pagar un precio muy alto. Ellos saben cuál es el precio».

Trump dio marcha tras en ese punto y advirtió de que espera que el acuerdo del brexit no implique ninguna restricción, dando a entender de nuevo que puede haber problemas para lograr un pacto comercial después de la salida del Reino Unido de la UE.

GRAN INESTABILIDAD / La grave y premeditada injerencia en los asuntos internos británicos del presidente de EEUU se produce en unos momentos de gran inestabilidad política en Londres.

Trump torpedea el argumento central de la estrategia de la primera ministra, que el jueves presentó su plan en detalle. En él propone un compromiso, con el que el Reino Unido podría obtener buenos acuerdos comerciales con el resto del mundo, manteniendo al mismo tiempo una estrecha relación con la Unión Europea.

El presidente estadounidense ha socavado ese pilar fundamental y ha dado munición a los parlamentarios amotinados, que buscan una ruptura total con Bruselas. Los grupos estarían dispuestos a derrotar al Gobierno en dos piezas fundamentales de la legislación del brexit, votando con la oposición laborista en la Cámara de los Comunes. Una guerra de guerrillas contra la primera ministra que Trump ha alentado.