Funcionarios del Gobierno de Donald Trump han dado instrucciones en los últimos días a los empleados de múltiples agencias federales para que dejen de informar a la opinión pública a través de comunicados de prensa, cuentas oficiales de redes sociales y correspondencia, lo que ha levantado la sospecha de que los empleados solo puedan transmitir información que respalde la agenda del nuevo presidente de EEUU.

Los nuevos límites a las comunicaciones públicas parecen apuntar a las agencias encargadas de supervisar la política medioambiental y científica, lo que ha provocado las críticas de funcionarios de estas agencias y de grupos externos dedicados al cambio climático.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA, en sus siglas en inglés) y los departamentos de Agricultura e Interior de EEUU tienen ahora políticas formales que restringen lo que deben transmitir al público sobre su trabajo. En la EPA, por ejemplo, el personal del departamento de comunicación recibió un memorando con la instrucción de “no habrá mensajes en las redes sociales” y “un estratega digital vendrá a la dirección” para supervisarlo. El memorando añade: “Las solicitudes de información de los medios serán examinadas cuidadosamente”.

Según ha revelado al ‘Washington Post’ un antiguo funcionario de la EPA, que ha hablado bajo condiciones de anonimato, miembros del nuevo equipo de Trump que han aterrizado en la agencia han pasado mucho tiempo preguntando quién controlaba las diferentes áreas de comunicación, especialmente la de redes sociales.