La guerra política en Estados Unidos que tiene sumido al país en un grave e histórico cierre parcial de la Administración (shutdown) no se ha resuelto pero los demócratas, y en concreto Nancy Pelosi, que preside la Cámara de Representantes, han ganado una batalla a Donald Trump. El miércoles, tras una jornada de escalada de enfrentamiento entre el hombre y la mujer más poderosos de Washington, el presidente anunció que pospone el discurso sobre el Estado de la Unión, inicialmente previsto para el próximo martes, 29 de enero.

Pasadas las once de la noche del miércoles Trump colgó dos mensajes en Twitter anunciando que ofrecerá la intervención una vez que reabra la Administración para poder hablar en el escenario tradicional de ese discurso, la Cámara de Representantes. Se ha rendido así a la presión de Pelosi, que le había negado la posibilidad de hablar a la nación desde esa Cámara mientras la Administración permanezca parcialmente cerrado.

Los dos tuits pusieron punto final a un día frenético en que el propio Trump había llegado a sugerir que buscaría un escenario alternativo para mantener la intervención en la fecha prevista. Se barajaban distintas opciones: desde el Despacho Oval, un mitin, el Senado, alguno de los estados a los que le habían invitado gobernadores republicanos e incluso la frontera con México. Pero Trump acabó eligiendo cambiar la fecha pero no el histórico escenario.

Más allá de la lucha tan teatral como estratégica entre el hombre y la mujer más poderosos de Washington late una guerra política intensa y encarnizada. Trump insiste en reclamar al Congreso 5.700 millones de dólares para el muro (que en campaña aseguró que pagaría México) y el sábado presentó una oferta que a cambio de ese dinero ofrecería algunas garantías para extender protecciones contra la deportación a cerca de un millón de inmigrantes. Los demócratas rechazan la propuesta y subrayan, entre otras cosas, que las protecciones contra la deportación son las mismas que el propio Trump ha retirado a esos inmigrantes. Denuncian, además, que el plan del presidente impone nuevas restricciones a los demandantes de asilo.