Presionado por los empresarios de su entorno y preocupado por sus opciones de reelección en noviembre, Donald Trump sigue forzando la máquina para levantar cuanto antes las restricciones que han paralizado la economía de Estados Unidos. Tras presentar el jueves un plan de reapertura gradual que dejaba a discreción de los estados la decisión de marcar los tiempos, el presidente volvió a demostrar que su palabra dura tanto como sus cambios de humor. Trump aprovechó las protestas organizadas en los últimos días por grupos de activistas conservadores en varios estados demócratas para reclamar a sus gobernadores que reabran cuanto antes. "Liberen" Virginia, Michigan y Minnesotta, escribió en las redes repitiendo las proclamas de los activistas.

El republicano está jugando con fuego. Los expertos sanitarios insisten en que EE UU no tiene todavía la capacidad diagnóstica ni los sistemas de rastreo de la epidemia para reabrir con seguridad. No ha hecho la prueba más que al 1% de la población, unos 3.3 millones de PCR, según los cálculos de The Atlantic. Y aunque el ritmo de propagación de la epidemia parece haberse moderado, los contagios (681.000) y las muertes (36.000) siguen aumentando. Los estadounidenses quieren abrir, dijo Trump en la rueda de prensa del jueves tras insistir en que ya se habría alcanzado el pico de la transmisión. Necesitamos una economía que funcione y queremos hacerlo muy rápido. En las últimas cuatro semanas se han quedado en el paro 22 millones de estadounidenses, el equivalente a la fuerza laboral de 23 estados.

Varios estados conservadores comparten las prisas del presidente y han anunciado medidas para empezar a levantar las restricciones. Florida reabrirá algunas playas; Wisconsin, algunos campos de golf; Idaho, algunos negocios no esenciales, como las tiendas de artesanía. También la gobernadora demócrata de Michigan, que ha impuesto uno de los confinamientos más estrictos, dijo que espera levantar algunas restricciones el 1 de mayo. Michigan es uno de los estados donde ha habido protestas esta semana para reclamar la reapertura de la economía, una protestas que Trump jaleó el viernes en Twitter.

Esa actitud contrasta con lo que dijo la víspera al presentar su plan en tres fases. Ustedes tomarán las decisiones, afirmó refiriéndose a los gobernadores, solo unos días después de haber dicho que tenía "autoridad total" para imponer los tiempos. El plan de la Casa Blanca es progresivo y establece que cada estado debería encadenar una trayectoria descendiente de positivos o casos documentados de covid-19 durante 14 días para ponerlo en marcha.

En una primera fase se permitiría la reapertura de lugares concurridos como los restaurantes, gimnasios, centros de culto o estadios deportivos, siempre que sean capaces de mantener una estricta distancia de seguridad. En una segunda fase reabrirían los centros educativos y los bares. Y en una tercera se permitiría a las personas más vulnerables abandonar las cuarentenas siempre que eviten los lugares multitudinarios. Falta ver cómo se pondrá en práctica. Varios estados del noreste, el oeste y el Medio Oeste han anunciado que pretenden proceder con la reapertura de forma coordinada.