Donald Trump ha dado otro golpe contra el multilateralismo y el armazón institucional creado para afrontar los grandes problemas globales. El presidente de EEUU anunció ayer que revocará la adhesión de su país al Tratado de Comercio de Armas, adoptado por las Naciones Unidas en 2013 y ratificado hasta la fecha por un centenar de países.

El tratado empezó a gestarse hace más de una década para regular el comercio internacional de armas, aumentar su transparencia y prevenir la venta ilícita a grupos terroristas, criminales y países en conflicto sujetos a embargos internacionales. El republicano aireó sus intenciones durante la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (ANR), una organización que atraviesa un momento delicado por los escándalos y su extremismo político.

«Nunca entregaremos nuestra soberanía a nadie. Nunca permitiremos que burócratas extranjeros pisoteen la libertad de nuestra Segunda Enmienda», dijo Trump durante el foro de la ANR en Indianápolis mientras invocaba la enmienda constitucional que ampara el derecho a portar armas. Cuando se firmó el tratado, sus negociadores se cuidaron mucho de que no interfiriese con el comercio de armas interno en cada país ni con las leyes nacionales que regulan el derecho a portar armas. Pero Trump lo presenta como otra intromisión globalista en la soberanía estadounidense, el mismo argumento que utilizó su Administración para sancionar a los juristas del Tribunal Penal Internacional (TPI) que investigaban los presuntos crímenes estadounidenses en Afganistán. Delante del liderazgo de la ANR, que siempre se ha opuesto al tratado, Trump firmó un documento para frenar su proceso de ratificación en el Senado, el estadio final que debía superar para formalizar la adhesión estadounidense iniciada por Barack Obama. «Espero que estéis contentos», dijo a los centenares de afiliados del lobi.

Trump suspendió en febrero el tratado firmado con Rusia en 1991 para reducir el arsenal de armas nucleares y convencionales de alcance intermedio, una decisión que abre las puertas para la reanudación de la carrera atómica. También renunció al pacto nuclear con Irán.