EEUUanunció anoche que abandona el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Era un paso que se preveía y había sido anunciado, a modo de amenaza, en varias ocasiones desde que Donald Trump llegó a la presidencia y está sobre todo impulsado por lo que EEUU denuncia como parcialidad contra Israel en el órgano.

Pero el momento elegido para darlo, con atención y denuncia global por la crisis humanitaria provocada por la decisión del mandatario de separar a menores inmigrantes de sus padres en la frontera, subraya aún más la imperante filosofía de desafío de un presidente que también abandonó el Acuerdo de París contra el cambio climático, ha roto el pacto multinacional con Irán para frenar el programa nuclear y ha disparado los primeros cañonazos en una guerra comercial global con aranceles a la UE, China y otros países. Fue la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, y el secretario de Estado, Mike Pompeo, quienes comparecieron para anunciar la decisión, que llega mientras el consejo celebra en Ginebra la segunda de sus tres reuniones anuales. Y Pompeo fue muy duro en sus críticas. «No dudamos de que tuvo una visión noble, pero se ha convertido un ejercicio de hipocresía sin vergüenza», dijo.