Donald Trump ha confirmado este martes su intención de reducir unilateralmente la presencia militar estadounidense en Alemania, una medida que ha hecho saltar las alarmas en el cuartel general de la OTAN. Los planes anunciados por el presidente contemplan la retirada de 9.500 de los 34.500 militares que Estados Unidos tiene actualmente desplegados en el país germano, un contingente que le ha servido desde el final de la segunda guerra mundial para contener a Rusia y extender su paraguas de seguridad sobre el continente. Nosotros protegemos a Alemania, pero ellos son unos morosos. No tiene sentido, de modo que vamos a reducir la presencia a 25.000 soldados, ha dicho Trump para justificar su decisión, criticada por muchos de sus aliados republicanos.

Trump tiene una concepción puramente mercantilista de las relaciones internacionales y, desde que llegó a la Casa Blanca, ha hecho de la Alianza Atlántica uno de sus caballos de batalla. Aunque ya no la describe como una institución obsoleta, la ha convertido en constante foco de fricción con sus miembros, que en 2014 se comprometieron a gastar un 2% de su PIB en Defensa antes del 2024. El acuerdo no es vinculante, pero Trump lo ha utilizado como arma arrojadiza contra sus aliados europeos, particularmente la Alemania de Ángela Merkel, con la que ha tenido numerosos roces en los últimos años. Alemania debe a la OTAN millones de dólares y tienen que pagar, dijo el martes antes de acusar a Berlín de aprovecharse también de su país en temas comerciales.

La realidad es un poco distinta a la descrita por el estadounidense. No es que Berlín deba dinero a la coalición, sino que no llega al 2% acordado, un porcentaje que solo cumplen actualmente nueve de sus 29 miembros. Por el momento, no hay un calendario para la retirada de las tropas estadounidenses, según ha explicado el secretario general de la OTAN, que describió la medida como contraproducente. Mi mensaje (a Trump) es que los aliados están cumpliendo. En los últimos años hemos visto cómo aumentaba el gasto en Defensa, aunque quede camino para alcanzar el 2%, dijo Jens Stoltenberg. El noruego añadió que la presencia estadounidense en Alemania no solo es buena para Europa, sino también para EE UU, porque la unión trasatlántica es esencial para la solidez y el éxito de la Alianza. Es el mismo argumento que ha esgrimido Berlín a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas.

Los planes de Trump cuentan también con la oposición de muchos de sus correligionarios en el Congreso. Casi dos tercios de los republicanos al frente parte del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara baja enviaron el martes una carta al presidente pidiéndole que reconsidere su decisión. En la misiva sostienen que, si bien apoyan sus gestiones para que aumente la contribución de los aliados a la defensa colectiva, el despliegue militar en Alemania sirve a la seguridad estadounidense. Las amenaza que Rusia representa para Europa no se ha reducido y creemos que el debilitamiento del compromiso estadounidense con la OTAN solo servirá para envalentonar la agresión y el oportunismo ruso.