El primer golpe de Donald Trump nada más llegar a la Casa Blanca fue sacar a EEUU del acuerdo sobre cambio climático de París. Desde entonces, los enfrentamientos con la Unión Europea (UE) no han cesado y la amenaza de aranceles sobre el acero y el aluminio europeos o el abandono unilateral del acuerdo nuclear con Irán han enrarecido más el ambiente, una situación que dominará la agenda de trabajo de los líderes europeos que hasta hoy se encuentran reunidos en Sofía, la capital búlgara.

«Además de los desafíos políticos tradicionales como el auge de China o la agresiva postura de Rusia, hoy presenciamos un nuevo fenómeno: la caprichosa asertividad de la Administración norteamericana», cargó el presidente de la UE, Donald Tusk, durante una breve comparecencia. «Viendo las últimas decisiones del presidente Trump, uno podría llegar a pensar: con amigos así, ¿quién necesita enemigos?», ironizó.

El presidente de la UE prefiere ver en estos ataques que llegan del otro lado del Atlántico algo positivo. «Hablando francamente, Europa debería estarle agradecida al presidente Trump porque gracias a él nos hemos librado de todas las ilusiones. Nos ha hecho darnos cuenta de que si necesitamos una mano amiga la encontraremos al final de nuestro brazo», advirtió.

Según Tusk, los europeos deben proteger el vínculo trasatlántico, pero al mismo tiempo prepararse para actuar por su cuenta. Y para ello un elemento clave, según ha reiterado en distintas ocasiones, es «la unidad política y la determinación». «Para ser sujeto y no objeto Europa debe estar unida económicamente, políticamente y también militarmente como nunca antes», afirmó.

Tusk pronunció estas palabras el mismo día en que el comité de Inteligencia del Senado de EEUU ratificó las conclusiones que ya alcanzó la comunidad de inteligencia cuando determinó que Rusia interfirió en las últimas presidenciales para intentar que ganara Trump. En un comunicado conjunto emitido por el republicano Richard Burr, que preside el comité de mayoría conservadora, y el demócrata Mark Warner, líder de la minoría progresista, se asegura que tras 14 meses de trabajo el personal del comité ha determinado que «las conclusiones (de la comunidad de inteligencia) eran precisas y correctas». Se afirma, asimismo, que «el esfuerzo ruso fue exhaustivo, sofisticado y ordenado por el propio presidente (Vladímir) Putin».