El Tratado de retirada del Reino Unido de la Unión Europea nace herido por los dardos envenenados disparados desde Londres. El miércoles el acuerdo superó su primera gran prueba de fuego pero la oleada de dimisiones posterior en el gabinete de Theresa May confirman que el camino para su ratificación será extremadamente complicado. La sensación de abismo no ha desaparecido pero de momento el pacto sigue quemando etapas. La próxima, el 25 de noviembre. Ese día, y «si nada extraordinario ocurre antes», habrá una cumbre extraordinaria de líderes de la UE para sellar el acuerdo

«No voy a comentar los últimos acontecimientos en Londres. Todo lo que puedo decir es que nos preparamos para un acuerdo en noviembre. También estamos preparados para un escenario de no acuerdo. Pero evidentemente estamos mejor preparados para un escenario de acuerdo», confirmó ayer el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. El tiempo dirá si el texto sobrevive a la batalla campal en Londres pero en Bruselas insisten en que los negociadores han agotado su margen de maniobra y no hay plan B posible.

ASOMADOS AL ABISMO

«Si el Gobierno británico cae y tenemos un problema de que no podemos celebrar un Consejo Europeo para confirmar que hay un acuerdo o el Parlamento británico no lo ratifica entramos en un escenario que nos aboca al abismo», admite un diplomático europeo con extremada prudencia.

Los embajadores permanentes de la UE examinarán el texto del acuerdo este viernes y no se excluyen reuniones durante el fin de semana pero Donald Tusk confía en que «no habrá muchos comentarios».

Y es que aunque varias fuentes admiten que el secretismo con el que han llevado las negociaciones Michel Barnier y Dominic Raab de las últimas semanas era necesario para llevar a buen puerto el acuerdo, ese hermetismo ha generado disgusto e irritación en algunas delegaciones. «Lo que no puede ser es que el acuerdo lo haya visto el Gobierno británico y no los 27», insiste una voz implicada en las negociaciones.

REUNIÓN DE ‘SHERPAS’

El calendario en todo caso es extremadamente ajustado. El lunes se reúnen los ministros de Exteriores y el jueves los sherpas -representantes de los gobiernos- deberán concluir el trabajo, a tiempo para que los líderes europeos puedan estampar su firma el próximo domingo en Bruselas.

Hasta que se produzca la salida, el 29 de marzo de 2019, queda un largo camino tanto en Bruselas como en Londres. «Por mi parte -explicó el negociador de la UE, Michel Barnier- en los próximos días trabajaremos en el texto de la declaración política con los estados miembros y el Parlamento Europeo».