La Unión Europea (UE) ha ampliado la lista de sancionados por desestabilizar a Ucrania con otras 13 personalidades y ha incluido por primera vez en ella a dos empresas de Crimea, que se han beneficiado por la independencia de la antigua región ucraniana. Las 61 personas y las dos empresas que ahora forman la lista negra europea tienen vetado su acceso al territorio de la UE y todos sus bienes en los países europeos quedan congelados. El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE también ha señalado que no reconoce el resultado de los dos referendos independentistas de las regiones rusófonas de Donetsk y Lugansk y que tampoco reconocerá otros futuros referendos "ilegales e ilegítimos".

Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintiocho siguen divididos sobre cómo y bajo qué circunstancias la UE debería adoptar sanciones económicas contra Rusia. Una propuesta británica para plantear sanciones económicas contra Moscú si obstruye las elecciones presidenciales ucranianas del 25 mayo chocó con la oposición de un grupo de países encabezado por España e Italia.

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha propuesto precisamente en el Consejo de Ministros de la UE que debe sustituirse el actual clima de confrontación entre la UE y Rusia por un clima de confianza y colaboración, sin el cual será imposible "una solución duradera y estable a la crisis ucraniana".

La Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE) ha presentado en la reunión ministerial de la UE su hoja de ruta para recuperar la paz y la estabilidad en Ucrania. El presidente de turno de la OSCE y presidente de Suiza, Didier Burkhalter, ha advertido a los países europeos más duros con Rusia que "las sanciones no deben ser la primera prioridad" y que la declaración de Moscú, no reconociendo el resultado de los dos referendos Donetsk y Lugansk, constituye un gesto en la buena dirección, aunque diga que respeta la opinión de los votantes.

El presidente de la OSCE ha destacado que hay que actuar con rapidez y que no hay que enfangarse en discusiones sobre los principios, sino encontrar y solucionar pragmáticas viables. La hoja de ruta de la OSCE se centra en frenar la violencia y reducir la escalada de tensión mediante el desarme de las milicias, la amnistía, un dialogo sobre la estructura del país y la futura constitución con todas las regiones y minorías, y la celebración de las elecciones presidenciales y de una consulta sobre el modelo de estado.