Ningún Gobierno europeo quiere ser quien termine empujando al Reino Unido por el precipicio, fuera de la Unión Europea el próximo 29 de marzo. Los 27 están dispuestos a hacer un último intento y conceder a la primera ministra británica, Theresa May, la «prórroga corta» que ha pedido para tratar de convencer in extremis al Parlamento británico de que apruebe el plan del brexit. Si May consigue luz verde la próxima semana, este aplazamiento no podrá ir más allá del 22 de mayo, vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo. Si fracasa, la fecha tope para que los británicos aclaren si participan o no en las próximas elecciones europeas será el 12 de abril, según fuentes diplomáticas.

El acuerdo llegó poco antes de la pasada medianoche tras mucha incertidumbre, varias propuestas y un baile de fechas con las que responder a la carta remitida el miércoles por May, en la que pedía una «prórroga técnica» hasta el 30 de junio. La discusión con May arrancaba entorno a las cinco y media de la tarde con una especie de tercer grado que se prolongó durante hora y media y en la que fue bombardeada a preguntas. Según fuentes de la UE, se mostró «evasiva» y no dio ningún tipo de garantía ni supo precisar, por ejemplo, qué ocurrirá si su tercer intento de aprobar el acuerdo la próxima semana fracasa. Una actitud que dejó mal sabor de boca y de pesimismo.

EVITAR LA INCERTIDUMBRE JURÍDICA

La primera propuesta de compromiso puesta sobre la mesa por los 27 ya abogaba por conceder la prórroga, condicionada a la aprobación del pacto del brexit, hasta el 22 de mayo, en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran en toda la UE entre el 23 y 26 de mayo. El problema es que más allá de esa fecha, si el Reino Unido sigue siendo Estado miembro tendría que participar en los comicios europeos, según los juristas de la Comisión, para evitar la incertidumbre jurídica y legal.

«La extensión más larga que podemos acordar sería hasta antes de las elecciones europeas. A partir de esa fecha es imposible», avisaba a su llegada al Consejo Europeo el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel. Una fecha límite que, tras escuchar a Theresa May, algunas delegaciones han abogado por acelerar. Según confirmaron fuentes diplomáticas, Francia y Bélgica abogaron por fijar la fecha tope en el 7 de mayo para no contaminar la cita ni la campaña de las elecciones.

Sobre la mesa, una tercera opción, el 12 de abril, la fecha que tiene el Reino Unido para notificar su intención o no de celebrar elecciones al Parlamento Europeo. Esta fecha, según varias fuentes diplomáticas, también ha quedado recogida en la declaración en caso de que el tercer intento de May por aprobar el acuerdo cerrado con la UE en noviembre pasado haga aguas.

«A veces tengo la sensación de que estoy en la sala esperando a Godot y Godot nunca viene», ironizaba Bettel. «Ya no buscamos una puerta de salida, sino una salida de emergencia», añadía gráficamente. Y es que aunque la primera opción sigue siendo esquivar un divorcio a las malas, el brexit caótico no ha desaparecido del horizonte.

Francia mantiene una de las posturas más duras en relación al brexit y en las últimas semanas ha dejado claro que sin un plan claro no darán luz verde a ninguna prórroga, ni corta ni larga. Y sus tesis han empezado a calar. «Espero que haya un voto positivo pero si no, nos dirigimos a un brexit sin acuerdo», admitió Bettel. La cancillera alemana, Angela Merkel, abogó por exprimir la negociación.