El español Francisco Juan Larrañaga González, de 26 años, que desde ayer ocupa una celda en el pabellón de los condenados a muerte de la prisión filipina de New Bilibid, insiste en que es inocente de los cargos de secuestro, violación y asesinato por los que fue sentenciado. En la sala de visitas de la cárcel de máxima seguridad de la localidad de Muntinlupa, a 30 kilómetros al sur de Manila, Larrañaga manifiesta que la condena es parte de un complot político y policial.

Tras revisar la apelación presentada por Larrañaga y otros seis acusados, sentenciados en mayo de 1999 a cadena perpetua, el Tribunal Supremo de Filipinas elevó la pena el pasado día 3 y los condenó a morir con una inyección letal.

El alto tribunal concluyó que Larrañaga y los demás condenados secuestraron el 16 de julio de 1997, en un centro comercial de la ciudad filipina de Cebú, a las hermanas Marijoy y Jaqueline Chiong, de 19 y 21 años, respectivamente.

Complot contra su familia

Los condenados, según el Supremo, condujeron a las víctimas hasta una vivienda, en la que fueron violadas. Más tarde, las trasladaron hasta un bosque, donde las golpearon, obligaron a bailar entre sollozos y violaron en repetidas ocasiones. Marijoy fue arrojada a un barranco y su cadáver fue hallado al día siguiente, mientras que Jaqueline sigue desaparecida.

"No es más que un complot para ensuciar el nombre de mi familia", afirma Larrañaga, quien recuerda que tiene parientes que ocupan puestos políticos. Tomás Osmeña, su tío, es el alcalde de Cebú y otro familiar, Lito Osmeña, fue candidato a la vicepresidencia de Filipinas en 1998. El condenado espera que las autoridades españolas intercedan para evitar su ejecución.

Larrañaga se ha visto obligado a desembolsar unos 1.000 dólares por una celda en el corredor de la muerte, y para salir al patio y ver la luz del sol paga cada día dos dólares. Hijo de la filipina Margarita González y del español Manuel Larrañaga, expelotari de la localidad guipuzcoana de Alegría de Oria, Larrañaga, que estudió en el prestigioso Colegio Don Bosco de Cebú, ha compartido durante casi siete años un atestado patio con más de 10.000 presos.

Coartada desestimada

El condenado insiste en que el 16 de julio de 1997 se estaba examinando en la Escuela de Artes Culinarias, en Manila, y que aquella noche celebró con sus amigos el fin de curso en la capital. Su coartada la defendieron al menos 15 testigos.

Pero el Supremo entiende que ni los testigos ni la coartada son suficientemente consistentes, y se basa para condenar a Larrañaga en el testimonio de uno de los participantes en el secuestro, violación y muerte de las jóvenes: Davidson Valiente Rusia, que pasó de imputado a testigo del fiscal, con lo que se ganó la libertad.