La ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) financió ilegalmente su campaña electoral para los comicios regionales del 2016 en el estado federado de Baden-Württemberg. Es lo que ha ratificado esta semana el Tribunal Administrativo de Berlín. El Bundestag ya había impuesto una multa de 269.400 euros a AfD por las irregularidades financieras cometidas por el partido en aquellas elecciones regionales.

Los ultras decidieron acudir a la justicia por considerar ilegal la sanción económica impuesta por el parlamento federal y han perdido de momento la batalla en los tribunales. AfD recurrirá muy probablemente la sentencia. El fallo alarga las sombras sobre la financiación de un partido fundado en el 2013 sin infraestructura alguna ni recursos, y que hoy es la tercera fuerza más votada del país.

En el 2016, la agencia de publicidad y relaciones públicas Goal AG organizó una campaña electoral a favor del cabeza de lista de AfD en Baden-Württemberg, Jörg Meuthen, hoy copresidente federal del partido. Goal AG imprimió y distribuyó carteles, 'flyers 'y publicaciones para pedir expresamente el voto para Meuthen y AfD.

El gerente de Goal AG, un político y empresario suizo-alemán, militante de la formación extrema derecha suiza SVP, aseguró que la campaña - cuyo coste rozó oficialmente los 90.000 euros - era un regalo para Meuthen, a quien consideraba un amigo. Durante la audiencia ante el Tribunal Administrativo, el dirigente de AfD aseguró no haber tenido nunca constancia los detalles de la campaña, de la que su partido también se desmarcó.

RESULTADOS DE DOS DÍGITOS

Las elecciones de Baden-Württemberg del 2016, que se celebraron paralelamente a otros dos comicios regionales -los de Sachsen-Anhalt y Rheinland-Pfalz- fueron especialmente importantes para el partido que había sido fundado tres años atrás: en los tres estados, AfD obtuvo resultados de dos dígitos y, consecuentemente, una fracción parlamentaria propia.

Ello sirvió a los ultras para obtener más financiación pública y afianzar su estrategia política- electoral, que acabó culminando con su extraordinaria entrada en el Bundestag en 2017 tras obtener el 12,6% de los votos y convertirse en la tercera fuerza más votada en las últimas elecciones federales.

No sólo las elecciones regionales de 2016 están ensombrecidas por la financiación ilegal de AfD: el Tribunal Administrativo de Berlín tiene encima la mesa un caso similar al de Muethen, pero que afecta al europarlamentario de AfD Guido Reil, exmilitante socialdemócrata y sindicalista del estado de Nordrhein-Westfalen.

El partido también se enfrenta a una posible multa de 396.000 euros por la presunta financiación ilegal en las elecciones federales de 2017 de la candidatura de la actual copresidenta de la fracción parlamentaria de AfD en el Bundestag, Alice Weidel. Una empresa farmacéutica suiza transfirió más de 130.000 euros a la federación de AfD en la región del lago de Costanza, en el sur de Alemania, cifra que el partido devolvió posteriormente. La fiscalía alemana investiga ahora el caso.

Según informan medios alemanes, AfD ha decidido reservar alrededor de un millón de euros de su presupuesto para poder hacer frente a posibles nuevas multas. La situación estrecha el margen financiero del partido, aunque de momento no amenaza su existencia. En las actuales encuestas, AfD se mueve en el 14 % de intención de voto y se mantiene como tercera fuerza. Los ingresos de dinero público a los que acceden los partidos con representación parlamentaria no corren, por tanto, peligro.

ACTORES EXTRANJEROS

El caso de Meuthen es sólo el principio de un escándalo mayor: donantes anónimos apoyan a AfD desde 2016 con ayudas millonarias para sus campañas electorales, asegura LobbyControl, una ONG que fomenta una mayor transparencia institucional y de los partidos políticos alemanes, y que ha hecho un riguroso seguimiento de las irregularidades en el sistema de financiación de AfD.

Los nombres de esos donantes sigue siendo hasta hoy desconocidos; sin embargo, hace tiempo que analistas y investigadores apuntan que tanto empresas familiares alemanas - más enfocadas en el mercado interno alemán y opuestas a la políticas de rescate del euro defendidas por la cancillera Merkel - como actores extranjeros podrían estar tras los impulsos financieros del partido ultraderechista más exitoso de la historia de la República Federal.