El malestar general por los cierres anticipados de las actividades económicas, el toque de queda nocturno y las restricciones para los ciudadanos están provocando una serie de protestas en toda la península, que grupos minoritarios de la extrema derecha, principalmente de Forza Nuova, arpovechan para sembrar el caos.

Desde este lunes y durante toda esta semana en al menos 20 capitales del país se celebrarán manifestaciones de propietarios de restaurantes, bares, piscinas, gimnasios, escuelas de danza y comercios en general. El temor es que, como ha sucedido ya en Nápoles, Roma y Palermo, grupúsculos ultras se infiltren y conviertan las protestas contra lo que llaman la dictadura sanitaria del Gobierno en actos de violencia. El Ejecutivo ha anunciado la distribución de 5.000 millones de euros que se repartirán como indemnizaciones e irán directamente a las cuentas corrientes de aquellos titulares de negocios que demuestren las pérdidas respecto a las ganancias del mismo periodo del año pasado.

Según Antonio Decaro, presidente de la Asociación Nacional de los Alcaldes, "en las próximas semanas corremos el riesgo de que se amplíe la fractura social. Después de analizar los que circula por las redes sociales, los servicios secretos de Interior han señalado que se puede producir en todo el país un efecto dominó contra el toque de queda y demás medidas."

Roberto Fiore, líder de Forza Nuova, lo anunció ya en septiembre durante la primera manifestación nacional del movimiento 'no mask' (no mascarillas): "Esta batalla es estratégica para nosotros, frente a nuevos cierres responderemos con la desobediencia civil y también incivil".

La orden para empezar con la violencia callejera contra el Gobierno comenzó el pasado domingo en Nápoles, aprovechando ques los comerciantes se manifestaban pacíficamente. El estallido se produjo tras el encendido de unos fuegos artificiales que fue como la señal para empezar los que fueron dos largas horas de guerrilla urbana.

BARRO DEVASTADO

El día siguiente ocurrió lo mismo en Roma, donde los ultras asolaron el barrio que limita con la céntrica Piazza del Popolo. Peor le fue a la zona popular de Trastevere. “Nos hemos despertado con el barrio devastado después de una noche de violencia ciega que no tiene nada que ver con el malestar de la población, hay que disolver las organizaciones neofascistas”, dijo Stefano Marin, regidor del municipio. “Estos individuos deben ser aislados, porque es inaceptable que se produzca una herida tan profunda y violenta en el centro histórico”, declaró Viviana Di Capua, presidenta de los habitantes del centro de Roma.

El progresista Partido Democráta (PD) de Roma se pregunta en un comunicado “cómo es posible que una manifestación anunciada ya por la mañana no haya sido preventivamente evitada”.

Las manifestaciones pacíficas de los comerciantes y otros sectores, como el de los taxis, se están produciendo en casi todas las capitales de provincia, desde Turín hasta el profundo sur siciliano. Y en todas se repite el mismo esquema: los ultras se infiltran y comienzan a tirar petardos, para seguir con actos de violencia contra coches, portales, bancos de venta callejera. En la noche del domingo al lunes, 70 coches del aparcamiento reservado para médicos y personal auxiliar del hospital de Rimini, en el este, aparecieron como si les hubiese pasado un huracán por encima. Los coches del aparcamiento de al lado no habían sido tocados.