Si nada lo impide, EEUU empezará a aplicar el 1 de junio aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio europeo. Los contactos entre Bruselas y Washington no han dado hasta ahora resultados y el tiempo empieza a convertirse en un verdadero problema. Conscientes de la difícil contrarreloj que tienen delante y de las consecuencias de una guerra comercial, los líderes de la Unión Europea (UE) hicieron ayer un nuevo gesto: están dispuestos a negociar sobre comercio, incluida la importación de coches, pero solo si Donald Trump cede antes en su empeño de aplicar aranceles.

«No negociaremos con una espada de Damocles sobre nuestra cabeza», advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. «La UE está dispuesta a hablar sobre liberalización comercial con nuevos amigos estadounidenses, pero solo si Estados Unidos concede una exención ilimitada en los aranceles al acero y aluminio», resumió el presidente de la UE, Donald Tusk, tras el debate celebrado por los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la cumbre de los Balcanes occidentales de Sofía (Bulgaria).

Si la UE logra esa exención, los responsables europeos se sentarán a hablar sobre cuatro áreas concretas con el objetivo de evitar una guerra comercial. La primera, reforzar la cooperación en energía y especialmente el acceso del gas licuado de EEUU al mercado europeo. En segundo, mejorar la cooperación entre los reguladores de ambos lados del Atlántico.

En tercer lugar, trabajar conjuntamente en la reforma de la Organización Mundial del Comercio que permita superar el enfrentamiento actual en los nombramientos en su órgano de apelaciones. Y, por último, abordar la forma de «mejorar el acceso recíproco al mercado», especialmente para productos industriales incluidos los coches estadounidenses, que según Trump reciben aranceles de importación más elevados que los europeos en EEUU, así como la liberalización de las licitaciones públicas.

Pese a este gesto, la desconfianza sobre la administración Trump no solo no ha desaparecido sino que se ha visto agravada tras su espantada del acuerdo nuclear con Irán. «El verdadero problema geopolítico se tiene no cuando tienes un oponente o enemigo impredecible sino cuando tu mejor amigo es impredecible», alertó Tusk, que reiteró el acuerdo unánime de los 28 con el pacto nuclear, siempre que Teherán mantenga su compromiso y lo respete, y el encargo a la Comisión Europea de nuevas medidas legales para proteger los intereses europeos en el país.

La cumbre de Sofía, a la que no asistió Mariano Rajoy por la presencia de Kosovo, ha servido para certificar que la UE está dispuesta a estrechar lazos con la región y anclarla en Europa pero no a integrar a sus países. «Hay que ser cautelosos con nuestras promesas», reconoció Tusk. Mucho más tajante y claro fue Macron: sin reformas en la UE no serán posibles nuevas ampliaciones. «Abrir de nuevo el proceso de ampliación sin condiciones no sería serio», alertó el presidente francés.