El vínculo entre Sadam Husein y Al Qaeda era inexistente, según la comisión del 11-S. George Bush se arropó, en parte, en esta relación para lanzar la guerra contra Irak. Y lo que ha conseguido es que Al Qaeda tenga una embajada permanente en el lugar idóneo para servir de potente altavoz a sus horrores. Cuando los coches bomba como el de ayer han entrado en la escandalosa normalidad, Al Qaeda inicia el ritual de las decapitaciones. Ahora tenemos un vínculo.

*Periodista.