Las protestas que sacuden el Líbano desde el pasado mes de octubre se han agravado tras una breve tregua navideña. El designado primer ministro, Hasan Diab, no consigue formar gobierno y los choques entre manifestantes y policía han crecido este fin de semana en intensidad y violencia.

La policía reprime con cañones de agua y gases lacrimógenos a los manifestantes, que tienen en en el blanco de su ira a bancos cuyos escaparates y cajeros automáticos destrozan a su paso. El país vive una de sus peores crisis económicas en décadas que amenaza con llevarlo al colapso financiero y las entidades bancarias ya han empezado a limitar la retirada de dinero.

Cerca del Parlamento

Un centenar de personas han resultado heridas de distinta gravedad este "sábado de la ira" en Beirut. Algunos manifestantes han lanzaron piedras, bengalas y cócteles molotov cerca del Parlamento, mientras que la policía ha empleado gases lacrimógenos, pelotas de goma y cañones de agua para dispersarlos.

El primer ministro dimisionario, Saad Hariri, ha denunciado los enfrentamientos y actos de sabotaje, advirtiendo que amenazan la "paz social" del país y ha asegurado que no se va a permitir que Beirut vuelva a ser un lugar de "destrucción y frentes de combate", en referencia a la guerra civil (1975-1990) cuando la ciudad estaba dividida en zonas por sectas religiosas.

El preisdente, Michel Aoun, ha pedido al Ejército y a las fuerzas de seguridad que restablezcan la calma.