Los problemas del Ejército estadounidense en Irak, forzado a movilizar para la campaña a numerosos reservistas no entrenados en combate y agobiado por la insurgencia y por problemas de equipamiento, están calando en sus propias filas. Según se supo la pasada madrugada, 19 miembros de una unidad de reservistas se rebelaron el pasado miércoles y se negaron a llevar a cabo una misión que consideraban como "suicida".

El Ejército los mantuvo detenidos dos días y ahora está investigando si violaron el código de disciplina y si se les pueden aplicar medidas. La insubordinación en tiempos de guerra es una ofensa grave, según la justicia militar.

El incidente --según declararon los familiares de los reservistas de la compañía 343 al Clarion Ledger , un diario de la localidad de Misisipí donde viven algunos de ellos-- se inició cuando los soldados intentaron entregar camiones de combustible en una base. Allí lo rechazaron porque lo consideraban inutilizable y cuando los militares regresaron a su base en Tallil se les dijo que llevaran el combustible a otra base en Taji, a 20 kilómetros al norte de Bagdad, en el conflictivo triángulo suní.

Algunos de ellos se negaron, alegando la mala condición de los camiones y que el convoy no iba a tener escolta. En agosto, la media de ataques a los soldados de EEUU fue de 87 al día.