España apoyará la nueva resolución de la ONU sobre Irak, pero sin gran entusiasmo. José Luis Rodríguez Zapatero advirtió ayer de que desearía un texto "más ambicioso" en cuanto al plazo de devolución de la soberanía a los iraquís, pero admitió que sus aspiraciones "no están en la agenda de lo factible". Por eso, España se sumará, aunque el texto que se apruebe no sea el "ideal", al consenso auspiciado por EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Tras recibir en la Moncloa al primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, el presidente español hizo un somero balance del nuevo "clima" creado en las relaciones entre Estados Unidos y Europa a raíz de la celebración del 60º aniversario del desembarco en Normandía. Zapatero vino a reconocer que el acercamiento entre los presidentes de EEUU, George Bush, y de Francia, Jacques Chirac, no tardaría en plasmarse en un acuerdo en la ONU.

LOS PLAZOS En una primera aproximación a la realpolitik, el jefe del Ejecutivo español se limitó a remarcar cuáles serían sus "ambiciosos objetivos" si tuviera la capacidad de imponer sus criterios en el Consejo de Seguridad. Su exigencias, apuntó, versarían sobre el papel de la ONU en la posguerra, el acortamiento de los plazos para la restitución de la soberanía al pueblo iraquí y una "rápida" convocatoria de elecciones.

"Dicho esto, nosotros vamos a contribuir a que la resolución salga en los mejores términos posibles, sabiendo que seguramente no será una resolución ideal para el Gobierno", se resignó Zapatero, quien, dentro del pragmatismo, quiso mostrarse optimista: "España trabaja por el consenso, y ojalá se produzca".

El presidente aclaró, con todo, que ese acuerdo no cuestionaría su decisión de retirar las tropas españolas de Irak, pues seguiría sin cumplirse la condición que fijó para mantenerlas allí: que la ONU tomara el mando de la misión y el país.