La pareja de centrales formada por Chechu Dorado y Alberto Guitián, dispuesta por Víctor Fernández en el encuentro del pasado sábado ante el Albacete, apunta a permanecer en la titularidad lo que resta de temporada. El técnico aragonés considera este dúo el más adecuado para formar de inicio en el centro de la defensa del equipo y, por consiguiente, consolidarse como los centrales titulares del Real Zaragoza.

Ninguno de ellos estaba en la plantilla blanquilla a principios de temporada. De hecho, han sido de los últimos en llegar. Ambos lo hicieron procedentes de equipos de Primera División en los que no contaban. Guitián, que debutó con el Zaragoza a mediados de diciembre en Riazor, no había disfrutado de un solo minuto en Liga con el Valladolid y sus apariciones en el equipo se habían limitado a 30 minutos en la eliminatoria a doble partido de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Mallorca. Es decir, Guitián llegó al Zaragoza con solo media hora de fútbol en sus botas. E inédito en Liga.

Dorado, por su parte, aterrizó en tierras aragonesas la última semana de enero, mes habilitado para la adquisición de jugadores en el mercado invernal. Sin embargo, Víctor prefirió esperar quince días más para otorgarle un sitio en el once apelando a la necesidad de que el cordobés adquiriera el tono físico indicado. Por eso viajó pero no jugó ni en Las Palmas ni en Lugo hasta que, el pasado sábado, cumplió su sueño de debutar con el primer equipo.

El andaluz tampoco contaba para su equipo de procedencia, el Rayo Vallecano, donde apenas había jugado en la eliminatoria copera de dieciseisavos frente al Leganés y en la primera jornada de Liga en el partido que el Rayo perdió ante el Sevilla (1-4). En total, 270 minutos.

De este modo, entre Guitián y Dorado habían jugado 300 minutos antes de llegar al Real Zaragoza y solo 90 de ellos fueron en Liga. Ahora, ambos se perfilan como los líderes del centro de la defensa del cuadro aragonés hasta el final de la temporada. Han pasado de la nada al todo en apenas unas semanas.

Con su presencia, Víctor apuesta por la experiencia. Dorado, con 36 años, ha disputado ya 228 partidos en Segunda División en Lérida, Huesca, Betis, Villarreal y Rayo Vallecano, clubs en los que mostró sobriedad, colocación y buena salida de balón. Ahora, el Zaragoza supone un reto mayúsculo. «Tengo el depósito lleno, pero el motor parado, aunque acabé bien el partido. Pensaba que tendría más problemas», insistió ayer un jugador que vivió el sábado un día especial con su debut. «Estaba mi mujer con mis hijos en el acceso al campo esperándome para hacer la foto de los chicos con el equipo y ni me di cuenta. Iba centrado en lo mío y concentrado en que los delanteros del Albacete no nos buscaran las cosquillas», admite.

CON NOTA

Dorado cumplió con nota. Como Guitián, su nueva pareja, que disputó el sábado su noveno partido con el Zaragoza. El cántabro, de 28 años, aporta al equipo el oficio que le otorgan sus 70 encuentros en la categoría en sus etapas en Valladolid, Gijón y Zaragoza. Verdasca y Álex Muñoz, más jóvenes, quedan ahora relegados a la suplencia. «Todos podemos aportar cosas. El míster decidió que jugáramos Guitián y yo ante el Albacete y espero seguir contando con su confianza, pero lo que quiero es competir y ayudar, aseguró Dorado.

Tras conseguir dejar la portería a cero frente a los manchegos, la exigencia no se rebajará el sábado en Pamplona, donde espera Osasuna, el mejor local de la competición. «Va de menos a más y está en un gran momento. No será un partido sencillo, pero ninguno lo es», afirmó el cordobés, que prefiere no pensar en los once puntos que separan al Zaragoza del playoff. «No hay que perder energías en pensar dónde estaremos en la última jornada, pero si seguimos jugando así sumaremos muchos puntos».