Lleva toda una vida haciéndonos reír y ahora encara ‘El último show’. Una historia sobre cómo detrás del personaje hay mucho más. Y lo hay. Será la primera ficción de Aragón TV. Y el próximo reto de un cómico de corazón, que ya tiene hasta cabezudo.
-¿Cuál ha sido ‘su último show’?
--Mi último show ha sido una sorpresa en mi vida. Porque va a ser la primera serie que Aragón TV produce directamente y que me han ofrecido protagonizarla y porque tiene mucho que ver conmigo. Es la historia de alguien que siempre ha hecho reír a los demás y al que, de alguna manera, le gustaría cambiar de registro.
-El rodaje no ha empezado pero ya están en el casting de su nieta Claudia.
-Bueno, ya tengo una nieta, pero es pequeñita, tiene 8 añitos. ¡Ahora me ha salido otra en la ficción! Será estupenda.
-El director de la serie, Álex Rodrigo, contó una anécdota en la presentación de la misma. Dijo que, siendo niño, se conocieron un día y que, desde entonces, pensó en rodar esta ficción.
-¡Es cierto! Fue en la entrada de lo que hoy es Aragón Televisión. Yo no recuerdo aquello. Salí a fumar y él, que era un niño en ese momento, se acercó a mí. Y, al parecer, le hablé de la cantidad de estrellas del firmamento y sobre lo pequeños que somos nosotros en comparación.
-Es decir, la frase tiene que ver con aquello de que, detrás de un personaje, hay una persona con muchos más matices.
-Pero yo tengo mucho en común con Marianico. Soy como él, pero más pulido. Como a él, me gusta portarme bien y, como a él, me gusta la gente. Y, como él, me sorprendo con las cosas que pasan en la vida. Marianico representa a un hombre sin estudios que dice las cosas como las siente.
-En este mundo, ¿hay muchas cosas que Miguel Ángel Tirado no entiende?
-Muchas. Hay cosas que no sabes por qué suceden. No entiendo que haya países en los que estés tirando comida y otros en los que no haya ni para comer. A veces, pienso que para salvar este planeta tendríamos que sufrir un ataque exterior, como Independence day. Y lo digo en serio. Frente a un enemigo común nos pondríamos todos de acuerdo.
-Usted siempre ha sido muy solidario.
-Yo no soy Bill Gates y no puedo dar dinero, pero si mi presencia aportaba algo nunca lo he dudado.
-¿Esa sensibilidad tiene que ser con su época como maestro?
-(risas) Lo de maestro fue una época corta de mi vida, pero me gustaba mucho la enseñanza. Pero he hecho muchas cosas, porque no salían oposiciones, y acabé vendiendo lavadoras y de vigilante jurado...
-En eso, no le veo...
-¡Nunca tuve que poner mi vida en peligro! Una vez, nos entraron a robar y se nos llevaron solo la comida que estabámos calentando en un horno para cenar. Y pensé: «si me la están robando, eso es que tienen más hambre que yo».
-Usted fue Marianico por su abuelo...
-Sí, yo soy de Torrero y mi abuelo era Mariano, de Perdiguera. Siendo Miguel, en aragonés era Miguelín, que no me gustaba, o Miguelón, que no me pegaba con mi tamaño. Asi que tome su Mariano.
-¿Cómo vivió el salto a la fama?
-Yo llevaba actuando desde el 85. A partir del 90, surgió No te rías que es peor. Y fue una locura. Eso hizo que empezáramos a trabajar de una manera increíble y a sumar programas. Recuerdo que en 1991 hice del orden de 240 galas, más allá de las grabaciones de la tele. No paraba en casa.
-Pero, a pesar de todo el trabajo que le dio, a Marianico le quiere...
-Marianico me ha dado mucho. Le quiero y le seguiré respetando toda la vida. Y ha vivido muchas modas. A mí me hacía gracia, cuando nacieron los monólogos y yo decía: pero si es lo que hace Marianico. Hablar solo.
-Pero Marianico no tiene gafas de pasta.
-A veces no he tenido ni pasta para comprar gafas (risas)...
-Claro, es que este es otro capitulo. La dura vida del artista, lleva casi 35 años haciéndonos reír. Eso exige mucho trabajo.
-Pero es la vida que tú has elegido. Yo nacía pequeño y cabezón, si hubiera nacido soso ya hubiera sido el colmo.
-Este verano tiene trabajo. ¿Como lo va a compatibilizar con el rodaje?
-No lo sé. No tengo veinte años para tanto lío. Pero estoy ilusionado y nervioso.
-¿Nervioso? ¿Tras tantos años?
-Pilar Lahuerta, La Pilara, que tiene hasta un cabezudo, me dijo una vez; el día que dejes de tener nervios, es que habrás empezado a trabajar por dinero y no por tu público.
-Cabezudos... Esto me suena. ¡Va a tener uno propio en nada!
-El 4 de julio inauguran un cabezudo conmigo en el barrio de la Jota. ¡Y me hace una ilusión loca!