Esta joven estudia segundo de Física en la Universidad de Zaragoza y ha ganado con su grupo el III Physics around the clock, una competición donde los participantes tienen 36 horas para resolver los problemas propuestos.

—¿En qué consistió esta competición?

—Era una competición de la Universidad de Zaragoza con tres problemas a elegir. Uno de ellos consistía en el machine learning, más cercano a la programación, y el segundo concernía a la transmisión de electricidad sin medio material. El que elegimos nosotros consistía en proponer un proyecto para eliminar la basura espacial. Cuando se envían satélites, cohetes… se queda un montón de restos orbitando alrededor de la tierra. Es casi una jaula de basura y supone un problema, porque los nuevos proyectos que se lancen al espacio se pueden ver destruidos por un simple tornillo.

—¿Cómo lo solucionaron?

—Nuestro grupo propuso una solución que era bastante original. Consistió en una bobina de Helmholtz, donde las partículas entraban de casi cualquier tamaño, daba igual, si tenían un material conductor. Podíamos conseguir ralentizar su trayectoria y que cayesen a la atmósfera, donde se iban a desintegrar. El problema era para objetos de entre 1 y 10 centímetros en la órbita más baja de la tierra. Pero nuestro proyecto funcionaría para objetos muy pequeños y muy grandes, podría entrar perfectamente un satélite de 5 metros y se destruiría.

—¿Y cómo se gestionan 36 horas seguidas de trabajo?

— Con mucho café y durmiendo poco (risas). Dormimos poco rato, la verdad, pues estabas trabajando todo el rato, hacíamos parones para comer y para que nos diese un poco el aire pero… 36 horas casi.

—Me figuro que, en los descansos, también sería difícil desconectar y que acabarían exhaustos…

—Sí, de hecho, cuando salíamos a dar una vuelta, seguíamos hablando y debatiendo sobre el problema. Y cuando nos dieron el premio, nos costó reaccionar. Cuando nos nombraron, no nos levantamos del sitio, pensábamos que no éramos nosotros.

—¿Quiénes formaron parte de esta aventura, además de usted?

—Eduardo Fernández, Guillem Pérez, Pablo Gallarta y yo. Todos de la Universidad de Zaragoza. Estamos en segundo (de Física) y competimos con gente desde primero hasta cuarto. Aunque también vinieron de otras universidades, como de la Complutense de Madrid. Es un evento muy importante para la Universidad de Zaragoza, con el patrocinio de bastantes empresas. El año que viene se volverá a repetir y lo voy a organizar con más gente.

—¿Qué supone ese otro reto?

— Buscar patrocinadores fuertes que permitan hacer crecer un evento muy importante, que da la visibilidad a la física y al nivel en Zaragoza, que es bastante.

—¿Y cómo le gustaría encaminar su futuro en la física?

— Me gustaría poder dedicarme a la investigación. Todavía no tengo muy claro el campo pero posiblemente sea algo relacionado con computancional, biología… no lo sé. Hay muchísimos campos en la física y muchísimos temas en los que indagar. Aún me quedan dos años casi para descubrirlo.