Esta joven de 28 años regenta desde el 2015 Dulces Locuras, una empresa de repostería creativa afincada en Tauste que ofrece a través de su tienda ‘on line’ gominolas de bebidas alcohólicas como el cava o el mojito.

—¿Cómo surge la idea de este proyecto?

—Nace en el 2015 siendo una empresa de repostería creativa. Yo cursé el Magisterio de Educación Física pero mientras estudiaba las oposiciones empecé con esto como algo lúdico que acabó convirtiéndose en oficio. Me lancé a la piscina y monté una empresa de tartas personalizadas… lo que viene a ser la cultura de la repostería americana.

—¿Y, desde ahí, a las gominolas?

—Con el afán de seguir sorprendiendo a la clientela, nació esta nueva línea de gominolas con alcohol en el 2018. Le vi más potencial que a un mero producto que se quedase solo para San Valentín y lo presenté al programa del Semillero de Ideas de Zaragoza Activa con la idea de poderle sacar más rendimiento con una marca diferente. Dulces Locuras Dulces es la marca de la repostería y Dulces Locuras Locas es la de las gominolas.

—Parece que ha funcionado la idea de las gominolas con alcohol…

—Puse toda mi energía en desarrollar la nueva marca y estuve seis meses en el Semillero de Ideas recibiendo formación. Presentamos todos los proyectos ante el Ayuntamiento de Zaragoza, inversores y distintas empresas y gané el premio como proyecto de Innovación de Zaragoza Activa. Con ese empuje me di a conocer un montón y en esas navidades fue de maravilla.

—¿Hay fechas señaladas para este sector?

—Trabajo mucho para los días especiales. El Día del padre, de la madre, San Valentín, navidades… y tengo clientes asiduos que siempre recurren a mí para entregar un detalle diferente, como por ejemplo para llevar a una cena de amigos, en lugar de una botella de vino.

—¿Qué tipo de clientela acude a su empresa?

—Estamos trabajando sobre todo para las bodas. Siempre intentamos aportar un toque de diferenciación. En lugar de las mesas dulces con chucherías para niños, estamos trabajando mesas dulces para adultos con nuestros cócteles comestibles. También trabajamos el sector de los cáterings.

—¿Qué sabores ofrece?

—Empezó con una gama de seis sabores: mojito, gin rosa, tequila, cierveister, cava y ron. Es un producto completamente artesanal, de manera que puedo convertir cualquier alcohol en gominola. De hecho, para San Valentín hice una colaboración con Turmeon, una marca de vermut de Morata de Jalón.

—¿Y en qué momento se le ocurre convertir una bebida alcohólica en gominola?

— Surge de la idea de juntar, cuando sales de copas, las chucherías que ponen con la bebida. Esa es la mezcla. El valor del producto es que las gominolas guardan un porcentaje de alcohol en volumen. Cuando cocinamos con alcohol, este se evapora, ese era el desafío de Dulces Locuras. Pero conseguimos sacar una receta que guarda un porcentaje.

—¿Emborrachan estas gominolas?

— Mucha gente me lo pregunta. No te vas a coger una borrachera, pero sí que da sensación del alcohol. Tienen alcohol, no son como los bombones. El mordisco es homogéneo, no es líquido. Con cuatro gominolas ya se siente la sensación del alcohol, tienen un 8% de volumen.

—Mujer joven y en el entorno rural, ¿Hay más dificultades que, por ejemplo, haberse asentado en una ciudad?

— Eso no es cierto. No me gusta victimizarme como mujer del medio rural. Me parece que he tenido las mismas facilidades y dificultades de la ciudad, que ofrece unas cosas que el pueblo no ofrece. Y viceversa. Mi escaparate son las redes sociales y vendo a través de la tienda on line. No encuentro ningún tipo de traba por encontrarme en el medio rural. Yo tengo mucho poderío y no tengo más dificultad que una chica de ciudad.

—Además, internet facilitará vender a cualquier parte…

—Estoy vendiendo en todos los puntos de España. Desde Andalucía hasta el norte del país, y eso me hace sentir muy orgullosa. Estas navidades he vendido mucho en Madrid y en el sur, un montón.