La historiadora del arte presenta hoy en la librería Antígona (calle Pedro Cerbuna, 25), a partir de las 19.30 horas, su libro 'El cambio ya está aquí. 50 películas para entender la Transición española', publicado por la UOC.

—Lo primero que hay que abordar es que la Transición no es un proceso espontáneo, ¿no?

—De hecho, es en lo que se centra el libro y es lo que dejo claro desde el primer momento. Las películas de las que trata el libro narran unos cambios y unas transiciones, no me centro solo en la Transición política, me gusta hablar de la Transición en mayúsculas que son todos los cambios que tuvieron lugar en España en la segunda mitad del siglo XX porque, como decimos en Historia del arte, no te acuestas en el Renacimiento y te levantas en el Barroco.

—¿Unos cambios que se reflejan en la forma de vivir y en la cultura?

—La cultura es uno de los primeros indicativos de que las cosas están cambiando. Se empieza a ver ya mucho antes de 1975 y se refleja en el cine donde son muchos los cineastas y son muchas las propuestas que empiezan a arriesgar, a hacer cosas diferentes que se alejan de la línea marcada por el Régimen. Empiezan a mostrar sobre todo en qué aspectos los españoles estaban cambiando y es lo que se refleja en estas películas.

—¿Cómo les afectó la censura?

—La censura es una de las protagonistas de este libro. Al principio, la censura es mucho más férrea que en los años finales. En el tardofranquismo se empieza a notar un poco menos, empieza a haber una apertura sobre todo a nivel del destape. Se produce una apertura a nivel sexual y esta viene acompañada de que se empiezan a mostrar esos cuerpos que el Régimen había prohibido.

—Cuando pienso en el cine de la Transición siempre pienso en El verdugo...

—Es uno de los grandes hitos del cine español. Berlanga pone énfasis en cómo empieza a convivir el pasado con ese futuro que ya empieza a indicar que el cambio de ciclo estaba ahí, ese choque entre lo tradicional y la modernidad. Hay que tener en cuenta que se hace en 1959 poco después del Plan Nacional de Estabilización con el que España se abre al mundo. Acaba el periodo de autarquía, empiezan a llegar las influencias desde Estados Unidos y toda esa modernidad que hace que la sociedad abra los ojos y se empiece a dar cuenta de que hay vida más allá de su propio país.

—También el aragonés Carlos Saura es fundamental en este periodo.

—Carlos Saura fue crucial en esta época ya en La caza, que es de 1965. Saura es un cineasta como Víctor Erice que hablan a base de metáforas, crítican al Régimen pero de una manera sutil. En el caso de La caza, por ejemplo, lo que cuenta es que la guerra civil lo que ha dejado han sido muertos, realmente no ha habido ganadores ni vencidos sino un país masacrado por la violencia y en la que ha habido muertos. Saura apuesta por una línea de películas que contaban todas las inquietudes de muchos españoles.

—¿Todo lo que somos está en el cine?

—El cine es un reflejo de una época y una sociedad en cualquier época y país que podamos pensar. En este caso, estamos hablando de una época que es crucial dentro de la historia de España. Todas estas películas son un elemento sociológico imprescindible.