Es una de las libreras más jóvenes de Aragón después de que su padre, Joaquín Casanova, le cediera el testigo hace casi un año al frente de la Librería Central de Zaragoza. «Alimentar nuestra mente también es muy importante», advierte.

-Lleva casi un año al frente de la Librería Central. ¿Cómo ha ido el aterrizaje?

-Llevaba bastante tiempo haciendo casi las mismas tareas, así que mi día a día no ha cambiado mucho. Mi padre, Joaquín Casanova, me ha apoyado mucho y siempre seguirá siendo la cara más reconocible de la librería.

-Se ha convertido en una de las libreras más jóvenes de Aragón. ¿Llega con ganas de hacer cosas nuevas?

-Bueno, creo que es muy importante que nos posicionemos más en internet. Es una de las tareas pendientes, porque estar en la red es fundamental. Todo ello sin olvidar el resto de actividades que hacemos asiduamente: presentaciones, cuentacuentos, actos para fomentar la lectura entre los niños.

-¿El sector debe reconvertirse para subsistir en un entorno tan complicado?

-Apostar por internet y las redes sociales es clave. Pero creo que en el fondo es un problema que afecta a todo el pequeño comercio. Se ha producido un cambio de hábitos muy importante en la forma de comprar. No solo por internet, sino porque cada vez se busca más la inmediatez y lo más barato. Deberíamos cambiar de mentalidad y pensar que las cosas tienen un valor. Si adquieres un libro lo vas a poder leer toda tu vida. No me parece un gran desembolso gastarse diez euros.

-¿Las librerías deben transformarse en centros culturales jugando un papel importante como prospectores?

-Por supuesto. Lo bonito de la librería de barrio es que conoces los gustos de la gente y les haces recomendaciones casi personalizadas. Es un factor clave que nos diferencia de las grandes empresas y tenemos que incidir en ello. Por eso es fundamental también relacionarte con los autores y el mundo de la cultura. Y dar un espacio a nuevos escritores para que presenten sus obras.

-Se han convertido en una referencia como librería universitaria.

-Somos una librería con libros de todo tipo, pero lógicamente la cercanía con el campus universitario nos permite tener una clientela con ese perfil y a la que tenemos que atender de la mejor manera.

-La librería lleva casi 40 años en marcha. ¿Durará otros 40 más? ¿Cuáles son las principales amenazas del sector?

-La clave es que la sociedad se dé cuenta de que debe apoyar al comercio de cercanía porque es el que genera riqueza en el territorio. Si conseguimos ese cambio de mentalidad tendremos mucho camino andado. Está claro que las grandes cadenas como Amazon son una amenaza, aunque también creo que seguimos arrastrando las consecuencias de la crisis. El poder adquisitivo de buena parte de la sociedad ha caído y eso hace que algunos caprichos se dejen en segundo plano. La cultura se está dejando en un segundo plano y es una pena porque alimentarnos la mente también es muy importante. Ya no invertimos en nosotros.

-¿Quién compra más libros actualmente?

-Se compra mucho libro infantil y la novela sigue vendiéndose muy bien como regalo. Es verdad que los jóvenes compran más por internet, pero muchos siguen viniendo.