Aragonesa de adopción, catedrática y referencia en Gracián y el Siglo de Oro. El sillón ‘B’ de la RAE. Fue una de las primeras medallas de oro de Zaragoza. Como académica, presentó el lunes EnclaveRAE,-Tengo tanto de lo que hablar con usted que no sé por dónde empezar...

-Todo es empezar. Los principios siempre son informes, hasta en la conversación.

-EnclaveRAE... Déjeme comenzar por ahí. Porque la RAE --y usted, como secretaria-- presentó la herramienta el lunes, tras un acuerdo del Gobierno de Aragón.

-Enclave RAE es una plataforma virtual en la que están integrados todos los trabajos de la Academia desde su fundación. No hay ninguna otra lengua que tenga algo semejante. Cualquiera puede acceder a ella en la web. Ya hay un interés por su uso en el ámbito de la enseñanza. Así lo ha demostrado la Universidad de Shanghái (el español va a ser segunda lengua en el sistema educativo de China). Y aquí, en Aragón, se acaba de presentar. Será la primera comunidad que lo va a implantar en centros de enseñanza y bibliotecas.

--Es una herramienta enfocada a los profesores. Pero también es útil hasta para el análisis de la sociedad, porque permite acceder a las consultas de la RAE. En febrero, sus archivos mostraban un dato clave: recibieron 4.000 consultas sobre la palabra ‘portavoza’. ¿El lenguaje es un termómetro social?

-Respecto a las consultas al diccionario, recibimos unos 60 millones al mes. Se hacen sobre lo que está y sobre lo que no (pongo por caso, la palabra cocreta). Y sí, el diccionario es un termómetro social, vivimos con y por las palabras.

-¿Cómo se encuentra en el sillón ‘B’ de la RAE, que usted ocupa?

-¡Encantada! Lo identifico con aquel «beato sillón» del que hablaba Jorge Guillén, y con la B de bueno y bello. Es una aspiración. Me sirve para buscar la claridad y la exactitud de las palabras, y para continuar la trayectoria de quienes me precedieron, en la medida de lo posible: Alarcos, Fernán-Gómez, Borao... ¡Ahí es nada!

-Estas fechas de tanto trabajo deben traerle recuerdos... Hace cinco años, su Zaragoza de adopción le entregaba su medalla de oro. ¿Cómo recuerda ese día?

-Como uno de los más felices de mi vida. Nunca hubiera pensado que merecía algo así. Lo tomé como una medalla que se concedía, en mi nombre, a todos los que nos dedicamos a la investigación y a la enseñanza de las Humanidades.

-En aquel momento, era de una de las pocas mujeres que la había recibido... Ayer hubo siete mujeres oficiando el pregón desde el balcón del ayuntamiento.

-Los tiempos cambian y, a veces, para bien. Lo mejor es que este tipo de cosas surjan naturalmente y no sean noticia.

-Por curiosidad... ¿Qué piensa usted del llamado lenguaje inclusivo?

-Decía Cervantes que «la discreción es la gramática del buen lenguaje que se acompaña con el uso». A ello me atengo: a la gramática y al uso, como María Moliner, pues son los hablantes los que tienen la palabra. El idioma no es patrimonio de nadie y son los hablantes los que lo van construyendo. España conforma menos de un 10% de lo que supone el español en el mundo. Las imposiciones lingüísticas no suelen dar buenos resultados y además hay que atenerse a los principios de exactitud, economía y sentido común... Ser pragmáticos. En ese sentido, fíjese: me preocupa mucho más la educación en todos sus niveles y sobre todo las desigualdades económicas y sociales de las mujeres y de los hombres. Gracián decía: «Presidente, el sol. Presidenta, la luna». Se adelantó a su tiempo.

-Hablando del Pilar... Creo que ha estado trabajando en un proyecto singular: la primera justa poética por la Virgen.

-Imagino que se refiere a la edición facsímil de la Justa poética por la Virgen del Pilar que publicó el Ayuntamiento de Zaragoza en 2015. Es una bonita edición facsímil del primer certamen que se celebró por la Virgen en 1628. Yo hice un estudio introductorio sobre la Zaragoza literaria y festiva de entonces. Pero lamentablemente no se distribuyó. Parece que quieren hacer una edición virtual, lo que estaría muy bien, pero convendría que el libro llegara a las librerías. Es curiosísimo y, la verdad, le dediqué bastante tiempo.

-Permítame el giro hacia lo personal... Recuerdo algo que me contó en una entrevista y me chocó. Me dijo que a sus nietos no les leía cuentos; se los contaba...

-Han pasado los años y ahora son ellos los que me cuentan cosas... Pero tiene razón. Yo pertenezco a la tradición oral. En mi infancia, los cuentos se escuchaban. Formaban parte de la palabra viva. Mi padre tenía para eso una imaginación increíble.

-En EnclaveRAE acabó con una cita de Gracián... ¿Me regala una para hoy?

-Esta, que funciona mucho en la vida: «De poco vale la sustancia si no se da la circunstancia».