Muy pocas caras nuevas se están viendo en la campaña. La más visible, la de Daniel Pérez Calvo, candidato de Ciudadanos al Gobierno aragonés. Un periodista experimentado en la información y en la gestión de medios que vela sus armas políticas en los claroscuros del poder y en la larga vigilia del Pignatelli. La premura de su fichaje por Rivera le ha concedido el justo tiempo para enfundarse el traje de candidato, pero no, aún, para cambiar el vestidor completo, y de ahí que afloren en él los tics del analista, del tertuliano. Su potencial, por ver, dependerá también de sus aportaciones programáticas y de su acierto en los pactos. Apasionado, crítico y polemista por naturaleza, es uno de los animadores del cotarro electoral.

Mar Vaquero, por el PP, cuya nueva imagen representa, se consolida como una política elegante y convincente. Paso a paso, su figura va ganando espacio. Bien amueblada, su cabeza es capaz de sintetizar y comunicar con eficacia, algo básico en tiempos de campaña.

Carmelo Asensio, de CHA, ha firmado algunas de las mejores intervenciones en los debates. Formado como economista, está siendo de los pocos en presentar proyectos de futuro. El Aratren, por ejemplo, podría ser una infraestructura muy útil para una solución ferroviaria radial del área metropolitana.

Álvaro Sanz, de IU, recupera el discurso netamente social del marxismo clásico, con una dialéctica favorable a los más desfavorecidos y muy crítica contra los poderes fácticos.

En esa línea, Pedro Santisteve pulsará este domingo sus opciones como referente de una nueva corriente o marea. La división de los suyos lo ha dejado algo más solo frente a un futuro de difícil predicción. Su dialéctica combativa y maniquea ha encontrado razones de peso en las contratas abusivas y en la deuda municipal.

La mayoría de los restantes cabezas de cartel se vienen ajustando a sus balances de gestión y a los argumentarios de sus siglas. Javier Lambán, Luisma Beamonte, Arturo Aliaga, Maru Díaz, José Luis Soro o Violeta Barba resultan fácilmente reconocibles por la opinión.

Son, gusten más o menos, nuestros candidatos. Es lo que hay.