El torero de Pina de Ebro se está entrenando a conciencia reclamando un hueco en La Misericordia. Asegura que se encuentra en un gran estado de forma y lo demostró con dos eventos en Fuentes de Ebro este mismo mes.

—¿Cree que ha llegado su momento de volver a pisar la arena de La Misercordia?

—Sí, ya han pasado siete años, en el 2011 hice dos corridas en Zaragoza en las que estuve a una altura bastante buena y desde entonces no ha habido ocasión de volver. En estos siete años han toreado casi todos mis compañeros de Zaragoza en la ciudad, yo no he vuelto pero no me he aburrido, he seguido constante preparándome y entrenándome y este año me gustaría volver. Los toreros de aquí tenemos la suerte de que la empresa que gestiona ahora la plaza nos está dando oportunidades.

—¿Han tenido ya conversaciones?

—Llevo bastante tiempo hablando con ellos aunque de momento no hay una contestación ni para bien ni para mal.

—En el 2011, última vez que estuvo en La Misericordia causó buena impresión.

—Yo toreé en el 2011 una corrida de Peñajara con otros aragoneses, Ricardo Torres y Cuevas. Cuando llevas tanto tiempo sin torear donde más verde puedes estar es con la espada, precisamente ese día con la espada no estuve muy bien pero es que llevaba mucho tiempo sin torear pero di una gran dimensión, de hecho, de haber matado los toros posiblemente hubiese cortado algún trofeo. En este caso, el empresario era Ignacio Zorita y consideró que como premio debía torear en la Feria del Pilar en una corrida de Prieto de la Cal.

—Donde también estuvo bien según la crítica de este propio periódico.

—Fue una corrida muy exigente y complicada y yo lo mínimo que tenía que hacer es darlo todo, jugarme la vida y demostrar que merecía la pena haber tenido esta oportunidad. Todo el mundo habló muy bien de mí, fue televisada y yo di una dimensión alta para el poco recorrido que tenía pero ya no he vuelto a pisar Zaragoza, solo como sobresaliente de El Juli la feria pasada.

—¿Cuánto esfuerzo hay detrás de su carrera?

—Muchísimo porque yo tengo mi negocio, un restaurante, y no tengo la facilidad de entrenar en todos los horarios, de hecho, llevo todo el invierno haciéndolo a las doce de la noche o a la una cuando cierro el restaurante. Gracias a eso, en los entrenamientos que he hecho con público he dado una dimensión bastante alta y sobre todo tuve la mente muy despejada. El sacrificio me ha hecho adquirir más valor y más confianza.

—Esta nueva etapa le llega también con nuevo apoderado, Salvador Gabasa.

—Gracias a él he recobrado todo este ánimo e ilusión porque es una persona que está intentando ayudarme en todo y eso se agradece mucho. Ten en cuenta que esto me está costando una gran inversión económica.

—Le veo muy convencido de sus posibilidades.

—Voy a seguir en la lucha, a aguantar toda la temporada preparándome para cuando surja una oportunidad, aprovecharla. Considero que aquí no se está para perder el tiempo, aquí hay que estar de verdad y uno no es ningún niño, entonces, hay que estar de verdad, no queda otra.