Este maestro de Primaria ganó el Premio Nacional de Educación en el 2013 y está especializado en neurodidáctica, una disciplina que además de estudiar el funcionamiento del cerebro también se centra en los entornos de aprendizaje o en la psicología. Este sábado imparte una charla en el Colegio Británico de Aragón, aunque el aforo ya está completo.

-Cuenta que una vez un alumno de once años le dijo que sus clases eran «una mierda». ¿Qué hizo para cambiarlas?

-Empecé a preguntarles qué cosas les gustaría que tuvieran las clases. Y a partir del diálogo y de mi criterio como profesor fuimos estableciendo una forma de trabajar. A partir de ahí comencé a construir un modelo propio.

-¿Cómo se puede captar la atención de los alumnos?

-Hay una serie de estrategias. Al cerebro le encanta la sorpresa, el humor, la urgencia, la curiosidad, lo no rutinario... Son recursos fantásticos para aplicarlos en momentos iniciales del aprendizaje o cuando la fatiga aparece. Sin embargo, para ayudar a esa otra red atencional consciente, la concentración, debemos aplicar otras estrategias como el silencio o la estructuración de contenidos.

-¿Memorizar sí o no?

-Memorizar es intrínseco a aprender. Si no memorizas no aprendes nada. El problema es si no entiendes lo que estás memorizando. Almacenar datos que no tienen ninguna relación entre sí es una atrocidad para la memoria, que necesita codificar la información y generar vínculos de relación entre esos términos. El problema es cuando solo centras tu sistema educativo en una cantidad de resultados determinados sin importar el proceso de aprendizaje. Esto es algo muy español, priorizamos la cantidad frente a la calidad.

-En líneas generales, ¿le gusta el actual sistema educativo español?

-No creo que sea ni tan malo ni tan bueno. También ha habido un punto en el que nos hemos pasado de frenada. Ahora se nos llena la boca diciendo que los niños tienen que ser felices. Claro, pero, ¿felices sin tener conocimientos? Es una falsa alabanza a la persona. Y antes hacíamos todo lo contrario: nos centrábamos tanto en los conocimientos que nos olvidábamos del desarrollo integral de la persona. Hay que buscar un punto medio. De todos modos, yo creo que estamos mejor de los que nos pensamos pero aún hay mucho camino por recorrer.

-Hay un gran debate en torno a los deberes.

-Todo depende de la edad. En infantil y en los primeros cursos de primaria no tendría que haber deberes. Tienen que jugar y tener tiempo libre. Cuando se van haciendo más mayores sí que tienen que generar hábitos de estudio porque los contenidos se van complicando y si no es imposible abordarlos.

-¿Los padres tienden a cargar las agendas de sus hijos?

-Algunos niños son víctimas del sistema en el que vivimos los adultos. Tenemos una vida de mierda y como consecuencia lo pagan los niños. Sobre todo los que vivimos en las grandes ciudades. Los niños deberían tener mucho tiempo libre y de juego. El juego no dirigido es uno de los mejores espacios de aprendizaje. Pero claro, nos han bombardeado diciendo que la sobreestimulacion hará mejores a nuestros hijos... Hay gente que se olvida de que el sistema vela porque se aprendan todo dentro del sistema (aunque la familia también tiene que acompañar en esa tarea). Por eso abogo por que las extraescolares estén vinculadas a la práctica de ejercicio físico.