Clara Piazuelo es una chica zaragozana que acaba de publicar con Ediciones en el mar ‘Año del caballo’, su primera novela. En esta obra relata la historia de transformación de Eva, una joven que se acerca a la treintena, hacia una forma de vida diferente.

En la novela relata la historia de Eva, ¿qué ha buscado plasmar con este personaje?

-Quería crear un personaje que atraviesa una transformación. Eva se acerca a los 30 y está desorientada, vive como anestesiada, parece que nada le importa, tiene citas que son un desastre y un trabajo que no le gusta. Pero en el fondo ella sabe que la vida puede ser otra cosa, intuye destellos que le guían hacia Zo, un personaje fascinante que le despierta la curiosidad por una vida diferente.

‘Año del caballo’ Es su primer libro, ¿cómo evalúa esta primera incursión en la literatura?

-Pienso que he tenido mucha suerte, cuando terminé el libro envié el manuscrito a una editorial que me gustaba mucho, Ediciones en el mar, y Lara Losada, la editora, me escribió enseguida para decirme que le había encantado el libro. A partir de ahí, todo el proceso ha sido muy fácil y bonito, me he sentido muy cuidada y sobre todo me gusta formar parte de un proyecto que es una apuesta política por dar voz a autoras desconocidas y que nace de un verdadero amor hacia los libros

Hablando de caballos, ¿qué importancia tiene este animal para usted?

-Creo que todos los animales no humanos nos pueden enseñar cosas importantes si estamos dispuestos a escucharles. En mi caso hay una conexión especial con los caballos y mi relación con ellos ha evolucionado a medida que los he ido conociendo mejor. Empecé con la doma clásica pero pronto lo cambié por otro tipo de prácticas como la doma natural, donde te enseñan a respetar y comprender la naturaleza del caballo. Ahí te das cuenta de todo el sufrimiento que padecen cuando se les priva de espacio para correr en libertad y de compañía con los de su especie. El caballo es un animal muy sensible, extraordinariamente preceptivo y no podemos ocultarle nuestras emociones.

También forma parte de Du-Da, ¿en qué consiste este proyecto?

-Es un colectivo que formamos cuatro amigas para realizar proyectos de mediación y de investigación artística. Se trata de un proyecto de vida en el que lo laboral y lo relacional están totalmente imbricados, eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Zo le propone a Eva en la novela un camino distinto al pautado, ¿hay un vínculo entre Du-Da y esta búsqueda de alternativas vitales?

- Sí, totalmente. En Du-Da todos los proyectos hacen preguntas sobre nuestros modos de co-habitar, siempre hay un cuestionamiento de las narrativas hegemónicas y una búsqueda de referentes que nos ayuden a imaginar otros mundos posibles. Además, desarrollamos parte del proyecto en una zona rural donde tenemos una caravana para residencias artísticas y un huerto. Sé que a Zo le encantaría eso.

Tras esta primera novela, ¿piensa lanzar alguna más?

- Me gustaría, de hecho, ya estoy escribiendo cosas. Todavía no puedo contar mucho porque cuando escribo me baso en muchas experiencias reales y, a partir de ahí, creo una ficción, por eso la historia que cuento va cambiando según mis vivencias. El punto de partida es la relación entre cuatro amigas.