Actual jefa de gestión de riesgos en la empresa municipal de aguas de Málaga, participó ayer en la jornada sobre Agua 4.0. organizada por Zinnae con una charla sobre la gestión de los ciberriesgos en infraestructuras de aguas.

—¿En qué consiste la digitalización del agua o el agua ‘digital’?

—La era digital ha llegado a las empresas que gestionan el ciclo integral del agua, y no debe considerarse como una opción sino como una necesidad. No hay más remedio que adaptarse a las nuevas tecnologías y es difícil ir por otros derroteros.

—¿Esa transformación digital se ha traducido en una gestión más eficiente?

—Todavía hay plantas que siguen funcionando en modo manual. Pero la digitalización es necesaria. El reto es conseguir un agua segura en el sentido más amplio del concepto seguridad, en el nuevo paradigma de gestión en el siglo XXI, donde el agua ha pasado de ser un bien público y de primera necesidad a escaso y clave en el medio ambiente. Por ejemplo, si tenemos sistemas con los que gracias a una información previa ya obtenida puedes simular cortes de agua y saber por dónde puede redistribuirse la red de agua, tardaremos menos tiempo en tomar una decisión real y la disponibilidad del servicio será más eficiente.

—¿En qué situación se encuentra Zaragoza?

—Zaragoza es una ciudad de referencia no solo nacional sino mundial. Como anécdota, puedo contar que llevo 30 años trabajando en la empresa municipal de aguas de Málaga y Zaragoza siempre ha estado presente como referente en todos los aspectos relacionados con la misma, desde contadores a estudios de geolocalización. Es la ciudad del agua por excelencia, que cuenta con innumerables congresos e iniciativas.

—Háblenos de los ciber-riesgos.

—Son los mismos que afectan a cualquier otro sector que comparta el ciberespacio, que en el argot militar se denomina el quinto dominio, en referencia a espacios donde pueden llegar a desarrollarse incidente bélicos. Las consecuencias en el agua pueden llegar a ser devastadoras, al ser un servicio esencial sin el cual los ciudadanos no pueden sobrevivir. Tras los atentados del 11-S se trabaja a nivel mundial para favorecer la protección de lo que se llaman infraestructuras críticas, cuyo funcionamiento es indispensable y sin alternativas de sustitución, por lo que el daño o destrucción tendría una grave repercusión.

—¿De qué consecuencias hablamos?

—En el ciberespacio hay amenazas bastante bien dirigidas por grupos internacionales o cibercrimen contra las infraestructuras críticas que soportan esos servicios esenciales. Los ataques ya no son solo físicos, como verter directamente sustancias nocivas en tuberías, sino que gracias a ese ciberespacio se puede alterar la calidad del agua a distancia, pudiendo causar el envenenamiento de toda una población.

—¿Estamos protegidos?

—España está bastante avanzada y tiene un marco legislativo muy maduro, pero queda camino por recorrer.

—El agua es escasa y tenemos lluvias torrenciales. ¿Alguna reflexión?

—El sector necesita de una estructuración, de un estudio integral de la gestión del agua en España y en el mundo. Agua y saneamiento, no nos olvidemos.