Cubana. Licenciada en Filosofía, diplomada en Pedagogía y máster en Comunicación. Lleva 12 años viviendo en Zaragoza, donde hace cinco creó Afroféminas, un proyecto mundial de reflexión desde la perspectiva racializada.

—¿Qué es Afroféminas?

—Un proyecto que nació como web hace cinco años en Zaragoza para visibilizar a las mujeres afrodescendientes hispanohablantes que viven en España. A día de hoy es una plataforma internacional, con colaboradoras en Latinoamérica y Europa, que incluye a familias blancas con niñas negras, parejas mixtas y aliados en general que se sienten parte de este proyecto. Afroféminas tiene entre 13.000 y 15.000 lectores diarios.

—¿Por qué la fundó?

—Porque la información que entonces había para el colectivo estaba escrita mayormente en inglés y algo en francés. En español, como mucho había algo de belleza afro. Y quise abrir un espacio de reflexión de temáticas muy variadas. Entonces, me di cuenta de que ya existían los feminismos negros. Y de que lo que estábamos diciendo formaba parte de un sistema de experiencias vitales que compartíamos las mujeres negras de cualquier parte del mundo. Un sistema opresor muy parecido al machismo, pero cuyo punto esencial es el racismo.

—¿Racismo contra la mujer negra?

—Sí, pero no solo. La primera reivindicación que, desde mi punto de vista, debemos hacer las feministas negras es buscar la humanización de las personas negras en general, sin dividirlas por género. Pero también dialogar con compañeras gitanas o latinoamericanas de origen indio. Y con hijas de emigrantes chinos que viven en España. Porque toda persona no blanca tiene mucho en común en esta lucha. De ahí que Afroféminas busque también empoderar.

—¿Cómo?

—Las mentalidades en España siguen siendo las de los años 70, mientras que la composición étnica ha cambiado completamente. Solo hay que ir a un instituto para verlo. Sin embargo, esas personas no están en los trabajos aunque tengan titulaciones universitarias. Se da por hecho que la persona negra es ignorante, no tiene cultura ni aspiraciones y vive de la Seguridad Social. El racismo, como el machismo, es un problema de educación. Lo que más que duele es que haya personas racistas de izquierdas. Porque yo soy una mujer de izquierdas.

—¿Se siente discriminada por su color?

—Por supuesto. Pero no me siento víctima. He encontrado, a través de particulares, ayuda económica de organizaciones relacionadas con la lucha por los derechos humanos en EEUU que están financiando Afroféminas. Pero basta con ir a librerías o a los grandes almacenes o a cualquier comercio de Independencia y contar cuántas mujeres negras hay.

—Este verano han organizado una serie de talleres en el club náutico.

—Hasta ahora nos habíamos movido como plataforma on line, dado conferencias en universidades y participado en jornadas. Y a partir de ahora vamos a generar iniciativas y talleres. En Zaragoza hemos elegido el espacio del club náutico. Los miércoles y jueves de julio tenemos talleres infantiles relacionados con la diversidad; el 17 y 18 de julio habrá una master class con los bailarines Valeria y Fonsi, ganadores de Fama a bailar, y el 24, un taller de belleza afro.