Eduardo Martínez ha recibido este año el premio a Joven promesa de los premios de circo Marcelino Orbes. Actualmente se encuentra en Londres realizando un grado de tres años en la National Centre for Circus Arts.

-¿Cuándo decidió formarse en el circo?

-Cuando estuve en el instituto nunca tuve ninguna motivación particular por alguna asignatura más allá de la educación física. En bachillerato tomé la decisión de ser bombero, era mi vocación. Desde joven he tenido muchos problemas con el oído, de hecho tengo dos operaciones en los tímpanos y por ello no cumplía los requisitos físicos, ya que el equilibrio está en el oído. Así que tras el bachillerato tuve una mala época de no saber qué hacer. Probé cosas nuevas, siempre me habían interesado las acrobacias pero no las veía como una posibilidad. Al final acabé en la Asociación de Malabaristas de Zaragoza (AMZ). Empecé a entrenar allí y a entender mejor las artes escénicas y el circo contemporáneo. Vi que había muchas escuelas en Europa.

-¿En qué espectáculos ha trabajado?

-De momento no he trabajado, estoy estudiando en la Escuela de Circo de Londres, que está dentro del Conservatorio avalado por la Universidad de Kent. Es un grado de tres años en el que te forman en circo contemporáneo. Entrenamos disciplinas de circo pero también de danza, algo de teatro, estudiamos artistas que han influido en las artes escénicas…

-Este año ha sido galardonado en los Premios Marcelino Orbes con el premio a Joven promesa

-La verdad es que me sorprendió mucho cuando la recibí. Me dio un poco de presión en el pecho. Dentro de la AMZ hice con ellos el Garibolo, un espectáculo anual para visibilizar al circo. Mientras estaba en Londres he estado trabajando en diferentes espacios a parte de en la escuela. El año pasado estuve en un proyecto en un sitio que se llama Roundhouse, que tiene un colectivo de circo y estuvimos creando un espectáculo que no se pudo hacer por el covid. Hasta ahora más que trabajar me he estado formando.

-Después del grado, como artista ¿hacia dónde se dirige?

-Debido a la situación es complicado saber cómo va a estar el mundo. Me gustaría, eso sí, entrar en el mundo laboral, pero no tengo pensado ninguna compañía. Quiero seguir formándome todo lo que pueda y al mismo tiempo seguir audicionando. En algún momento me gustaría entrar en la educación, en enseñar la disciplina en la que yo me especializo, acrobacias y equilibrios.

-¿Qué pueden aportar las nuevas generaciones al circo contemporáneo?

-Hay muchas técnicas desarrolladas en cada disciplina y hay mucho de lo que aprender. Cada artista es un mundo, la manera en la que se inventa como artista es lo que define el futuro del circo.

-¿Qué desconoce el público del circo contemporáneo?

-En España no es algo que se haya desarrollado tanto. La mayoría de espectáculos no tiene que ver con animales, es una mezcla de danza y teatro. Para mi el circo debería ser meramente de los artistas y de los acróbatas. Hay una diferencia entre la parte del entretenimiento y la artística, que son igual de importantes. Respecto al entretenimiento se centran en lo visual, con técnicas espectaculares. Existen compañías pequeñas con proyectos más personales, que van más allá de la técnica e intentan generar algo más emocional y que se mezcla con otras narrativas.