Actor oscense, creador de personajes... Como su Fabiolo, que sigue en las Esquinas de Zaragoza y revolucionó esta semana las redes en un juego que se hizo viral. Formado en la Resad, tiene una zarzuela entre manos. Eso será en el Principal, a final de mayo.

-Menudo lío ha montado Fabiolo en redes sociales. ¡Su vídeo de promoción, en el que su personaje confundía Zaragoza con Sevilla, se ha hecho viral!

--¡Pero por toda España, además! (risas) Me llegó de gente de Madrid y de Sevilla. Era una tontería que hice para cebar que iba a actuar este fin de semana en el Teatro de las Esquinas. Y no pensaba que se fuera a liar así. La gente no sabía si el que hablaba era un señor real o un actor. La culpa la tuvo Catalina Pueyo, una amiga de Zaragoza, que me dijo: «haz un vídeo en el que salga el Pilar de fondo». ¡Mira tú!

-El caso es que ha vuelto a su tierra este fin de semana. El viernes estuvo en el Olimpia de Huesca y ayer y hoy en Zaragoza, con ‘Fabiolo Conection’.

-El primer Fabiolo lleva casi seis años girando. Pero este nuevo está casi de estreno. Y aquí, él habla de otras cosas. Como las elecciones me han hecho pinza, Fabiolo también habla ahora de política, aunque más bien introduce términos como programocracia y política cuántica.

-Cuando habla de Fabiolo y sus aventuras, le sale a usted hasta un deje pijo... ¿Se le apodera el personaje?

-(risas) Bueno, ya lo tengo en mi corazoncito. Aunque tengo otros muchos personajes, como mi Andy (de Hey, bro, hipster, show) y Fabiolo tira un poco para atrás al principio, de eso se trata. De examinar nuestros prejuicios. Pero también es un personaje que mira con una sonrisa y un aventurero de la realidad del común de los mortales. Y tiene otra ventaja: como es un bufón, no se sabe si se está riendo de la realidad, de nosotros o de sí mismo. Creo que Fabiolo funciona como personaje porque es el primero que se pone en ridículo, con su look de tenista de los años setenta. Me hizo mucha ilusión descubrir hace poco una serie que se llama de Oaks Club y se centra en la vida de un club de tenis de los ochenta. ¡Ahí son todos fabiolos!

-El personaje cumple casi diez años con usted. ¿Cómo nació?

-Me inspiré en todo este espíritu olimpico que en aquella época invadió Madrid, con las candidaturas de 2016 y 2020. ¡El olimpismo se lo inventaron los pijos! (risas)

-Pero, aunque luego lo llevara al teatro, Fabiolo empezó a cobrar vida como personaje de teatro de calle.

-Cuando empezó la crisis, dije: «si los teatros no vienen a mí, iré yo al público». En eso contribuyó que a mi me gustan mucho los malabares y el teatro físico. Y la verdad es que las calles y las plazas dan muchas tablas y mucho contacto directo con el público. Aprendes a improvisar y eso lo he llevado a los teatros.

-¿Cómo sintió esta pasión por la comedia? Usted era un joven muy centrado...

-¡Y tan centrado!. Iba para militar, fíjate. Mis profesores y amigos decían que no me pegaba nada. Me llamaban el poeta. Luego estudié Historia y es cuando decidí que iba a luchar por mi sueño, con 23 años, y me fui a estudiar la Resad. No me arrepiento de que este periplo fuera así, porque creo que para el teatro, cuanto más sepas de la vida, más aprendas de otras disciplinas, más viajes y más leas, mejor. Eso te hace capaz de crear cosas que tengan más fundamento. Aunque las cosas que dice Fabiolo no lo tengan... (risas).

-Convive con muchos personajes. En sus obras aparecen desde Woody Allen a Dali. Pero la primera vez que le vi imitando fue en ‘El Intermedio’, interpretando a otro aragonés: ¡Federico JIménez Losantos!

-Ahí estuve dos temporadas. Fïjate que yo no lo conocía mucho. Así que para crear su personaje empecé a escucharle a él, ¡que es un gran monologuista! Otra cosa es que te guste lo que dice.

-A final de mes vuelve por el Principal y con otro registro. Porque hace de todo...

-Es verdad, yo he hecho de todo. Teatro clásico, universitario... Hace poco estuve aquí con una obra de Tirso de Molina. Y, ciertamente, es una suerte. Voy a estar en el Teatro Principal de Zaragoza con El sobre verde, una zarzuela dirigida por Alberto Castrillo Ferrer, con Laura Plano, con J.J. Sánchez y Rafa Blanca. Cuatro actores aragoneses y cinco cantantes líricos increíbles. Es una pieza de los años 20, que ya hemos representado en Oviedo en el Campoamor y ahora en Zaragoza. Además, no tiene nada que ver con lo que estamos acostumbrados, es más bien un musical. Tiene charleston, tiene tango...

-Compatibiliza esto con sus actuaciones en solitario y toda una agenda en Madrid. ¿No tendrá tiempo de volver a Huesca?

-Para eso siempre tengo tiempo. Me llaman mucho para actuar por Aragón. Me quieren en Huesca y también en Teruel. Siempre me llaman para presentar el Desafío Buñuel, que es brutal. Hasta el obispo de Teruel se interesó por mí hace un tiempo para participar en una pequeña obra sobre Judas. (risas) ¡Hasta los obispos se interesan por el trabajo de Fabiolo!