Fue director general del Agua de la DGA de 1993 a 1996 y después jefe de Medio Ambiente del ayuntamiento y director de la Agencia 21. Ya jubilado, preside la ponencia de Cambio Climático y Agua de la DGA.

-La ponencia que preside está a punto de concluir las repercusiones del cambio climático en Aragón. ¿Cuáles son?

-Aun no están cerradas, pero se ven algunas tendencias. Se está comprobando con estudios científicos que hay una evolución hacia el calentamiento global. Pero, lamentablemente, carecemos de indicadores que nos informen de la repercusión que está teniendo el cambio climático en los diferentes sectores que componen la economía del medio ambiente en Aragón: recursos hídricos, la agricultura y ganadería, la economía, la nieve, etc. Algunos empiezan a estar preocupados. Por ejemplo, los ganaderos nos explicaron el incremento de ataques a ovejas de garrapatas que están llegando del norte de África.

-¿Y en Zaragoza?

-En los últimos 30 años, las temperaturas han subido 1,6 grados. Y el último informe del ayuntamiento de estrategia de cambio climático para el 2030 ya ha introducido temas relacionados con la salud. Pero hacen falta estudios continuos basados en un sistema de indicadores que nos permitan evaluar y reaccionar.

-Cuando hablamos de cambio climático, ¿a qué nos estamos refiriendo?

-Subida de temperatura, fundamentalmente. Pero hay otros eventos asociados. Un estudio de Naciones Unidas confirma un aumento en los últimos 40 años de maremotos y huracanes, que están siendo más habituales y más dañinos.

--Ahora que menciona la ONU, ¿en qué estado está la Oficina Internacional de Cambio Climático en Zaragoza?

-Lamentablemente, está paralizada. Habría que pensar que cuando se decidió que el edificio del Pabellón de España de la Expo pasara a ser el Observatorio y el Centro de Investigación de Referencia del Cambio Climático de España la secretaria de Estado se llamaba Teresa Ribera, hoy ministra. Y Aragón tendría que aprovechar esta situación y hablar con la ministra para recuperar que el edificio fuera un centro con visión internacional de estudios y de referencia del sur de Europa en materia de cambio climático.

-Zaragoza fue ciudad de referencia internacional del agua. ¿Ya no lo es?

-Todos los proyectos que teníamos a nivel internacional han desaparecido. Y el más emblemático, la Oficina de Naciones Unidas, ha dejado de existir. Zaragoza se está quedando fuera del contexto internacional del agua. Pero estamos en un momento apropiado para recuperarlo, y pasaría por que el Pabellón de España fuera ese centro de referencia.

-¿Qué le parece el ICA?

-Es un desastre desde el punto de vista de lo que está ocurriendo. En 1996 había un plan de saneamiento que se dejó prácticamente aprobado con una fuerte financiación del Estado. Se hicieron las depuradoras de Huesca, Teruel, Sabiñánigo y Jaca con coste cero. Pero a nadie le interesó sacarlo adelante, ni a los políticos ni a los colectivos sociales. Y el dinero se perdió. Ahora, cuando se ha producido el roto, todos se escandalizan. Esta comunidad tiene que empezar a pensar con anticipación y con sentido de solidaridad, y no protestar cuando viene el problema.