Responsable de iniciativas de bienestar digital y protección al menor en Telefónica, trata de combatir, por ejemplo, el 'sexting'. ¿Qué es? Lo explica su acrónimo: 'sex' o sexo y 'texting' o escribir mensajes (también fotos o vídeos de contenido erótico).

—Se habla mucho del peligro de las redes sociales. ¿Somos plenamente conscientes de ello?

—Tenemos un desconocimiento de los conceptos en sí. Cuando hablamos de ciberacoso, que es algo con lo que la gente está más familiarizada, es más fácil entender la repercusión que puede tener. Pero con términos como sexting, grooming u otros, nos encontramos con padres que no saben qué significan, que entienden que no pueden ayudar a su hijo porque no saben ni qué es lo que está haciendo.

—Empiece por explicarlo entonces.

—El sexting es el envío a través de un dispositivo tecnológico de un contenido audiovisual, ya sea una fotografía o un vídeo, que ha sido producido por uno mismo y que se crea y se envía de una manera voluntaria. Esto es importante porque lo diferencia de otras prácticas. Los contenidos, además, tienen una clara connotación sexual.

—¿Es delito?

—No es un delito en sí mismo, pero sí una práctica de riesgo porque en el momento que sale de tu dispositivo no sabes ni a quién le va a llegar ni lo que va a hacer con él.

—¿Qué puede ocurrir?

—Puede ocasionar un daño en la reputación de la víctima, que es la persona que lo ha enviado. Además, puede generar problemas más graves como ciberacoso o extorsión, incluso chantaje. Se suele hacer solicitando una recompensa para no compartirlo con otros.

—¿Cómo se combate?

—Lo primero que nos preguntamos nosotros fue por qué los jóvenes decidían hacer esto. Ellos lo ven como una prueba de confianza en el amigo, la amiga, la pareja… Al final, confían en el destinatario al que le están enviando el contenido y a veces no es así. O lo hacen para impresionar a los amigos, para integrarse en un grupo, para ganar notoriedad… Lo ven como una manera adulta de ligar.

—¿Quiere decir que no ven el peligro?

—No son conscientes de la repercusión que podría llegar a tener. Los adolescentes son impulsivos, reflexionan poco cuando hacen una cosa. Pasa lo mismo cuando publican mensajes en redes sociales que más adelante les pueden pasar factura, buscando trabajo por ejemplo.

—¿En qué momento es delito?

—En la primera fase no es un delito, pero si tú has recibido un contenido y lo reenvías, eso no es legal. No puedes distribuir nada, y menos si se trata de un contenido de menores.

—¿Algún consejo para padres?

—Deben ser conscientes de que cuanto antes aborden estos temas con sus hijos, mucho mejor. Esto se suele dar en 13, 14, 15 años, pero conforme crece la edad es más difícil educarles en un uso responsable de la tecnología. La recomendación sería no tener miedo al desconocimiento de los conceptos. La solución es la misma que nos dieron nuestros padres o abuelos. Como casi todo, se previene con sentido común. Decirle no compartas vídeos es lo mismo que decirle no abras la puerta a desconocidos si estás solo en casa.