Unos indestructibles piojos en París, diferentes remedios inútiles y un viaje a Madrid conformaron el inicio de su nueva vida. Hoy tiene dos centros de Kids and Nits en Zaragoza y garantiza el exterminio seguro de estos insectos.

—¿Cómo se le ocurrió esta profesión?

—Porque lo sufrí en mis carnes con mi hija. Cogió piojos y no conseguía quitárselos de ninguna manera. Los productos de farmacia no le hacían nada y me enteré de que en Madrid existían centros para eliminarlos. Allí lo logramos.

—¿Fue entonces cuando decidió trasladar la idea a Zaragoza?

—Sí. Me di cuenta de que aquí no había nada por el estilo. Ya hace cinco años que abrimos el primer centro, en el Actur.

—¿Cómo acaba con los piojos?

—Eliminamos los piojos y las liendres sin productos químicos, todo mediante máquinas. Tenemos una máquina homologada para el uso con humanos, no el típico aspirador de suelo que tienen otros con mangueras acopladas. Primero, con el aparato de aire, que está regulado en velocidad y temperatura, conseguimos deshidratar liendres y piojos. Lo pasamos por la cabeza haciéndolo por moños y deshidratamos cada moño durante un tiempo. Luego, cuando ya lo tenemos todo, utilizamos la otra manguera, que es otro dispositivo de aire con el que vamos aspirando el cabello para quitar todo.

—¿No tiene peligro?

—Nada. No se usa ningún producto químico, así que el tratamiento se le puede hacer a gente con piel atópica, con dermatitis… No hay ningún problema.

—¿Tiene éxito?

—Sí. Es un tema un tanto desconocido aún. La gente suele ir en primer lugar a la farmacia. Cuando ven que no les hace nada es cuando acuden aquí.

—¿Es un poco tabú aún este asunto?

—Sí, cuesta decirlo.

—¿Aún viene la gente apurada?

—Sí. Algunos prefieren que no les vean porque aún hay gente que los relaciona con la suciedad. Pero ahora van a pelo limpio, sucio, rubio, moreno, teñido…

—¿Por qué son tan puñeteros?

—Se han hecho resistentes a prácticamente todos los productos químicos. Además, se reproducen a una velocidad enorme. Un piojo hembra puede poner 200 o 300 huevos en su ciclo vital.

—¿Es imposible acabar con todos?

—En casa es complicado. Aquí lo conseguimos en todas las cabezas. Además de las máquinas, tenemos lendreras profesionales y hacemos un último repaso con una lupa de aumento.

—¿Se ceban más con los pequeños?

—El piojo se contagia por contacto, ni salta ni vuela. Pasa de cabeza a cabeza. Ahora hay repunte entre adolescentes y es por los selfis. Juntan las cabezas para hacerse la foto y ¡zas! En gente mayor se da poco, solo en casos de madres que se los transmiten sus hijos.

—¿Aún quedan remedios caseros?

—Claro, el de la abuela y el vinagre. Hay quien se ha puesto mayonesa, aceite, listerine… Incluso quien ha machacado huesos de chirimoya, los ha juntado con alcohol y se lo han puesto en la cabeza.

—¿De dónde lo sacan?

—De internet. Ya se sabe: remedios caseros para quitar piojos.