Es ingeniero, docente, perito forense... Y acaba de cerrar una etapa política, tras ocho años como diputado, para convertirse en presidente del recién constituido Colegio de Ingenieros Técnicos Informáticos de Aragón.

—Acaban de estrenar colegio, que acaba con una situación irregular en Aragón...

-En noviembre, tuvo lugar la asamblea constituyente, que me hizo el honor de designarme como presidente. Y, es verdad, esto acaba con una situación extraña. En otras comunidades existía este colegio y hay un consejo general, pero no teníamos ningún tipo de representación, cuando es uno de los sitios donde antes se aprobó la titulación,

-Es curioso; Argón fue una de las comunidades pioneras en esta titulación.

-En Aragón, se piensa que es una titulación nueva y tiene 40 años de historia. Estuvimos entre los pioneros y, de hecho, deberíamos presumir de los ingenieros informáticos que tenemos. Es una titulación con mucho arraigo aquí, en La Almunia, en Teruel, en Zaragoza...

-¿Con qué retos nace el colegio?

-En primer lugar, dignificar y dar a conocer la profesión. Dar a conocer que un ingeniero informático no es un gasto, sino una inversión, con resultados excelentes a corto, medio y largo plazo. Lo que pasa es que hay que diferenciar la informática, el informático y el ingeniero informático, que es el que ha obtenido una cualificación adecuada.

-Quieren también que la informática tenga un peso mayor incluso en la Educación Secundaria.

-Hay una petición, pero es un movimiento a nivel nacional. Consideramos que los chavales deben aprender historia, filosofía... Pero que, a nivel general, también es necesaria una asignatura de informática, con el peso que tiene la tecnología en la sociedad actual. Además, ten en cuenta que hay una carencia de ingenieros informáticos. En nuestra profesión, no hay paro o es casi residual. Y hay que fomentar la presencia de las mujeres en nuestra profesión. Representan un porcentaje muy bajo de nuestros profesionales y eso quiere decir que estamos perdiendo un porcentaje del talento.

-La suya es una profesión de continuo reciclaje.

- Desde el colegio queremos que estoy sea así. En lo nuestro, no hay otra. Yo empecé a estudiar con 18 años y sigo. Ahora, con el doctorado...

-Por cierto, va sobre ‘smart cities’.

-Es un tema bastante presente y eso que hablamos de ellas como algo del futuro. Es curioso, porque es un reto que ya está ocurriendo. Pasa con todo. Y con todos los gobiernos. Nos cuesta adaptarnos a la tecnología y a los cambios.

-Se está metiendo en política. Usted ha sido portavoz de Innovación en Cortes.

-Al final, todos hablamos de innovación... Pero priorizamos otros ámbitos, porque esto solo da beneficios a largo plazo. A la hora de la verdad, cuesta mucho asumir inversiones en innovación.

-Ha abierto el tema. Comienza usted la presidencia del colegio, a la vez que cierra otra etapa política, como diputado.

-Quienes entramos en política, lo hacemos porque nos gusta el servicio público. Así debería ser. Pero la vida son etapas. Llevo ocho años en las Cortes y hay que saber dar un paso a otros.