Este Policía Nacional zaragozano cautivó al público de ‘La Voz’ y a la propia Paulina Rubio. Tanto, que llegó a la final. Detrás hay más de quince años de carrera y un inmenso amor por la lírica, género con el que ha enamorado a miles de espectadores.

-¿Cómo ha sido el aterrizaje?

-No forzoso, pero sí trepidante. Estoy muy contento, eso sí. A mí todo ese cariño me llena de orgullo.

-Y de energía, espero, porque como finalista de ‘La voz’ ya tiene un concierto que preparar, para el 11 de julio.

-Será en el WiZink Center, con los coaches y asesores. Es todo un reto, porque compartir escenario de nuevo con tanto profesional, con mis compañeros y con tanta gente en directo seguro que será una experiencia inolvidable. Y también tengo un concierto en el Auditorio Nacional en junio, que no tiene nada que ver con el programa. Será una primavera intensa.

-A usted le eligió Paulina Rubio. ¿Cómo fue ese momento?

-Yo me presenté a los casting porque hace años mucha gente me insistía para que lo hiciera. Incluso alguno amenazó con apuntarme sin yo saberlo. Al final dije: «¿por qué no?». Pero mi objetivo era superar el proceso de casting, que fue exigente y, una vez allí, me había hecho a la idea de actuar y volverme a casa. Al final de la actuación, Paulina Rubio pulsó ese bendito botón. Después, seguí creyendo que, por el género que defiendo, no iba a pasar a la siguiente fase así que todo fue una sorpresa. Desgraciadamente, en popularidad, el género lírico está a años luz del pop y el rock. Así que no me lo esperaba.

-Creo que en el público le acompañaba su padre. Y él tiene mucho que ver con que usted cante.

-Nosotros, por parte de padre, somos descendientes del maestro Tomás Bretón, compositor de la Verbena de la Paloma o la Dolores. Mi padre ha cantado siempre, aunque no se dedicó profesionalmente a la música. Y yo lo he mamado desde pequeño.

-¿Cuándo empezó a cantar?

-Aunque suene a tópico, yo canto desde que tengo uso de razón. En mi adolescencia, me volví terriblemente vergonzoso y dejé de cantar en público. Con 18 años, conocí a unas personas que estaban en una compañía de zarzuela. Hice una prueba y me dijeron que tenía facultades. Entonces, me lo tomé en serio y empecé a formarme. Primero en Zaragoza, con Sergio García, y después, en Madrid, con Pedro Lavirgen, con quien sigue siendo un honor compartir anécdotas y viajes.

-Así que lleva mucho escenario encima..

-Llevo 15 años cantando lírico. He cantado en muchos sitios. Siempre me gusta mencionar que fui dos años consecutivos elegido por Montserrat Caballé para cantar en el concierto con el que se clausuraban sus masterclass en Zaragoza. Son muchos sitios…

-¿Lleva algo de su antepasado Bretón en el repertorio?

-Sí, he cantado muchas veces la representación entera de la Verbena de la Paloma, en el papel de Julián. ¡Cómo no!

-Pero, ¿probaría con otros géneros?

-Hay muchos temas conocidos que podría llevarme a mi terreno, pero manteniendo mi esencia. Precisamente, creo que mi experiencia en La voz ha sido tan positiva porque he podido percibir que, a través de mi aportación, este género ha llegado a todos los hogares. Y así me lo ha transmitido mucha gente a través de las redes sociales. Y hasta de los votos del público, que me llevaron a la final.

-Usted canta lírico pero no tiene pinta de cantar lírico.

-Es que, retomando el tema de antes, hay mucho desconocimiento. Están los estereotipos absurdos de que la ópera es para gente adinerada, de que los tenores tienen que tener un determinado físico. Somos cantantes con el mismo perfil que uno de pop o de rock.

-Pero su género es muy exigente. No podría llevar la vida de un ‘rolling stone’...

-(risas) Sí, el canto lírico es muy exigente en cuanto al estudio, la constancia y el tipo de vida que hay que llevar. Somos equilibristas del canto. Con todo lo potente que es la voz lírica, es más frágil que otras, porque está muchas veces en registros límite de la voz humana. Ten en cuenta que nosotros casi siempre cantamos sin ningún tipo de microfonía.

-Usted es Policía Nacional. ¿Cómo se han tomado esta faceta en el cuerpo?

-¡Allí hace años que es vox pópuli! En Madrid tenemos una banda sinfómica del Cuerpo Nacional de Policía, y colaboro habitualmente en muchos actos.

-¿Qué le dice su padre de todo esto?

-Mi padre está que se le cae la baba, claro… (risas). Están los dos muy orgullosos.

-¿Y su hija? Ahora tiene un finalista de ‘La voz’ en casa. ¿Le pide que cante?

-¡No! Tiene 4 años y dice que chillo mucho. ¡Esta no se corta con nadie!