José Carlos Fuertes Rocañín, médico forense en excedencia, es doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría, con consultas en Zaragoza, Madrid y Burgos. Acaba de ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias de la Salud Ramón y Cajal.

—No me diagnosticará mientras le entrevisto, ¿no?

—Eso es lo que la gente piensa. Pero no, nosotros observamos conductas, pero no diagnosticamos a nadie por la calle.

—Usted es famoso por salir en programas como ‘Espejo Público’, y es de los 50 médicos mejor valorados de España.

—Ni me oculto ni me avergüenzo por salir en los medios, porque creo que los médicos tenemos la obligación de formar e informar. Y lo otro son rankings... El buen médico es aquel que sus pacientes dicen que es bueno. Y en 32 años de psiquiatra, mis pacientes me son fieles.

—Centrémonos en un tema: la violencia machista. ¿Qué está pasando?

—Que lo estamos enfocando muy mal. Nos limitamos a exclamar la barbaridad que es y a imponer más pena en el Código Penal, pero no vamos a la raíz, que en muchos casos son los trastornos y las anomalías. Un sujeto que quema a una persona, mata a sus hijos y se suicida no es un sujeto sano. Por otro lado, muchos casos de violencia se podrían evitar con una educación en igualdad real, porque en los hogares sigue la desigualdad.

—¿Me está diciendo que los maltratadores son unos enfermos?

—En el grupo de la violencia machista hay sádicos, psicópatas, enfermos graves, abusadores de drogas y también malos y perversos. No se puede meter a todos en un cajón. Al violento hay que castigarlo por el delito y también tratarlo en un psiquiátrico penitenciario.

—Un hombre que pega a su mujer o a su pareja, ¿está enfermo?

—No. Esos que pegan, en muchos casos son individuos con nulo control de los impulsos; o que abusan del alcohol; o que han mamado el que son los reyes de la casa... Y a los que la sociedad potenciamos, porque nos damos la vuelta ante una discusión y no denunciamos.

—¿Y las agresiones sexuales de jóvenes o los casos como los de ‘La manada’?

—Surge de una educación equivocada. Si a un niño o adolescente le doy muchos humos y le digo que sí a todo, más tarde será prepotente, soberbio, narcisista y arrogante. Germen de cultivo para que luego se pase en la conducta sexual o conduciendo un coche o subiendo al tranvía. Todo va unido. También le damos un mensaje muy equivocado cuando le decimos que tiene que ser el mejor y competitivo. La agresividad y el autocontrol se maman en la mesa de casa.

—Entonces, ¿esto va a más?

—Claro. ¿Qué pasa cuando el muchacho no es competitivo, es buena persona y es calladito? Que le acosan y le maltratan. El ser humano es violento por naturaleza. ¿Quién sobrevive en las especies? El que destroza al otro. Ahora lo hacemos, pero de una manera más sutil.

—¿Quién es el más débil en la pareja?

—El hombre. Biológicamente es más débil, intelectualmente es más limitado, tiene menos capacidad de sufrimiento y ninguna potencia de cara a perpetuar la especie. Para compensarlo, usa la fuerza porque ve a la mujer como alguien a la que tiene que someter. Si ese sujeto no tiene esos complejos de inferioridad y es equilibrado, habrá igualdad.