La crítica especializada en ciencia ficción ha saludado con alborozo el rescate de Las torres del Olvido, de George Turner, en una nueva y cuidada edición por parte del sello Navona.

Se trata de una distopía francamente memorable, situada en Melbourne (Australia) hacia el año 2050. Para entonces, el mundo habrá cambiado de muchas formas, sin descartar en absoluto que lo haya hecho de la manera en que lo anticipa Turner.

El Melbourne por el que discurren sus personajes está, en la ficción, parcialmente inundado por las aguas. El mar ha subido de nivel merced a una serie encadenada de ciclones y tormentas tropicales de intensa constancia y violencia, y a lafusión de los hielos de la Antártida. Tales fenómenos han hecho que parte de la ciudad desaparezca bajo las aguas. Entre los bloques semisumergidos destacan unas torres gigantescas que, a modo de viviendas sociales, se erigieron en su momento para los infras, o pobladores con menos recursos. Gente corriente, ciudadanos como los de hoy en día, pero que, en la carrera de los descubrimientos y en los parámetros de la nueva evolución humana, con la inteligencia artificial como filosofía dominante, más la robotización de prácticamente todas las actividades y servicios, se quedaron atrás.

Los supras ya no tratan a los infras como a seres humanos, sino como a animales a su servicio. Y, en los casos en que forman defensivos guettos, como a enemigas reservas de pueblos en riesgo de extinción.

Turner analiza con gran habilidad el proceso mental por el que los supras obtienen y conservan el poder. Su adiestramiento incluye la asmilación de las nuevas verdades instauradas por un todopoderoso Estado sobre la religión, o más bien su ausencia, sobre la convivencia, el poder o el uso de bienes materiales. Muchas de esas ideas, costumbres, normas y leyes serán por completo nuevas a una nueva humanidad basada en la libertad cercenada por el imperio de una jerarquía dispuesta a mantener la política de castas, y a acrecentarla.

Novela visionaria, estremecedora, Las torres del olvido nos invita e pensar en un futuro que tal vez no esté tan lejos.