Como responsable de campañas de Greenpeace España ha visitado los embalses de Huesca y las cabeceras de algunos ríos pirenaicos oscenses para conocer ‘in situ’ la situación crítica que está generando la sequía.

—¿Con qué sensación se va después de visitar Huesca?

—Hemos visto una situación bastante dramática en cuanto a cómo van los ríos, que llevan un caudal mínimo. Los embalses están prácticamente vacíos y la situación es crítica para el sector agrícola, que es el que fundamentalmente se abastece de ellos. Es una de las zonas cero de la sequía en España. En este caso, los valles de los ríos Ésera, Gállego y Cinca.

—¿Qué es lo que más le preocupa?

—Que a pesar de estar en situación de sequía, aunque no esté declarada oficialmente, se sigan regando los campos, en este caso de maíz, e incluso campos que ni siquiera están cultivados. Que no está decretada la sequía en la cuenca del Ebro cuando los embalses de cabecera en el Pirineo están vacíos. En la península ibérica la sequía es un proceso natural y recurrente que se ha venido produciendo en los últimos miles de años. Pero ahora, con la agravante, según los expertos en cambio climático, que va a ser mucho más recurrente e intensa, y no nos estamos acomodando. Seguimos utilizando el agua como si fuéramos un país rico en agua, y no lo somos. La sequía se gestiona cuando tienes agua.

—Los regantes rechazan el Libro Verde de la Gobernanza del Agua en España porque, dicen, va contra ellos.

—No quieren que la gestión del agua vaya con ellos y se quieren mantener al margen, pero eso no puede ser, porque en nuestro país, nos guste o no, más del 70% del agua dulce se consume en agricultura, y sobre todo en regadíos intensivos. Se están cultivando en zonas muy áridas, como los Monegros.

—Llevamos décadas con el mismo debate. ¿Hay algo que se pueda hacer o ya hemos llegado tarde?

— Claro que se puede actuar, pero al sector agrícola industrial no le va a gustar. Tenemos que recortar regadío en toda España, porque el que tenemos es insostenible. Las previsiones de cambio climático nos dicen que no va a haber disponibilidad de agua para todo ello. Hace unas semanas salió un estudio que concluye que en los últimos 10 años el caudal que sale del Ebro por el Delta se ha visto reducido en un 50%. Nos harían falta cinco ebros para poder regar todos los regadíos planteados y que se quieren plantear. Es imposible. El uso prioritario del agua es el abastecimiento humano y luego los caudales ecológicos, pero ya hemos visto muchos ríos prácticamente secos. Esto es una desgracia.

—Qué hacemos con las aguas torrenciales. ¿Se pueden almacenar?

—La mejor manera de guardarla son los acuíferos. Hay que laminar esas avenidas y permitir que se puedan filtrar. Ahí están nuestras reservas estratégicas. Tenemos que cuidarlas mucho más, y no, como ahora mismo, que estimamos hay en todo el país más de un millón de pozos ilegales que están consumiendo el equivalente anual a lo que consume una población de 110 millones de personas. Se está robando agua sin control.

—¿Y el ciudadano es consciente?

—El ciudadano está muy alejado de la realidad de donde proceden las lechugas o el propio agua, y solo es consciente de ello cuando le cortan el grifo.