La actriz Manu Guevara presentó ayer en la Muestra Internacional de cine LGTBQI Zinentiendo ‘El diablo es magnífico’, película dirigida por Nicolás Videla, basada en la historia de la chilena y que ella misma protagoniza.

--El diablo es magnífico es la película que presenta en Zinentiendo y que protagoniza.

—La película es un relato intimista que trata sobre distintos temas. En los circuitos donde se ha presentado siempre se habla sobre las transidentidades como un elemento esencial en este relato, sin embargo, cuando uno mira la película, más allá de este tema está el de los límites y las fronteras que son los que juegan a mi juicio un rol más esencial que esto de ser un transgénero hoy en día.

—¿A qué se refiere?

—Cuando hablo del tema de límites y fronteras me refiero a que no solo es un tema de género y sexo sino que también hay un tema de pasar la frontera de lo que significa tu país y hacer tu vida, irte en búsqueda de ti mismo en otro contexto y ahí se traspasa el límite del sexo y de todo lo que implica el ser. Aquí no quisimos caer en el relato de victimizar la realidad de las personas transgénero.

—¿Le interpreto que cuando se aborda el transgénero, otros aspectos quedan en segundo plano como el amor?

—En la película todos queríamos salir de las categorías fijas del cine pero yo soy una persona profundamente romántica y en ese sentido me siento en contradicción, salvo que el romance lo vivía de otra manera, en relaciones a veces efímeras. Y aquí se trabaja el romance pero desde el punto de vista de otras afectividades que no es el amor de tu vida.

—¿Cómo está representado el transgénero en el cine?

—Si nos vamos a la concepción del guion de Una mujer fantástica te das cuenta de que fue un guion hecho por hombres heterosexuales. Dijeron ‘vamos a contar la historia de una mujer que tiene una relación con un viejo, se muere y la mujer se queda con la plata’. El guionista cuenta la historia pero le falta algo y para hacerlo más perverso y morboso hacen que la mujer sea trans, así se llega a representar una mujer trans en el cine, desde el morbo. No hay cuerpos equivocados, hay miradas represoras pero los cuerpos son tales y cuales nosotros los habitamos. Y ahí entramos en la película en el tema de la salud mental.

—¿Cómo?

—¿Cómo se nos pide ser centradas y conscientes si uno vive desde la infancia con personas que te están regularmente atacando? Es imposible teniendo tantos obstáculos en la vida y eso sirve no solo para los trans sino para todas esas personas que no se sienten en pie de igualdad.

—¿Cuándo se fue de Chile para vivir en París fue buscando otra realidad?

—Fui buscando las condiciones en las cuales encontrarme a mí misma y fue absurdo porque tuve que hacer frente a otros límites que tienen que ver con la inmigración. Se me cayó el mundo, me volví a Chile y fue en casa de mis papas donde dije ‘voy a comenzar la transición hacia el género femenino’ y pensé ‘¿por qué fui tan lejos si después me vuelvo a casa de mis papas a dar ese paso?’. No es necesario dejar los países, el ejercicio de la libertad está en nuestras manos, no hay que esperar condiciones reales, que el Estado te dé ciertas libertades, las libertades hay que tomarlas.