Conoció a Vicente Ferrer como reportera. Fue una de las primeras voluntarias de la fundación que lleva su nombre. Es la presidenta de esta entidad, que celebra 50 años en Zaragoza hoy con una gala solidaria, en el Patio de la Infanta.

--Hoy le tenemos de visita en Zaragoza… Y con una causa muy importante. Cumplen 50 años y celebran una gala que, además, es solidaria.

-Estoy en Zaragoza para una cosa siempre importante: conocer a todos nuestros padrinos, amigos, y colaboradores. Siempre es bueno hacerlo. Y lo más importante es que este año cumplimos 50 años de trabajo en la zona rural de India, con constancia y con resultados.

--A estas alturas, la Fundación Vicente Ferrer es un símbolo. Y una organización muy establecida que cuenta con 130.000 colaboradores decididos para acabar la pobreza en India. Aún así supongo que allí habrá mucho que hacer.

--Sí. El desarrollo es un proceso y uno puede pensar que son muchos años. Pero empezamos de cero, con cuatro personas, sin organización y sin un equipo. En una pobreza extrema. Cuando llegamos, tuvimos que construir la organización y eso nos llevó quince o veinte años, para conseguir experiencia en todos los ámbitos. Hoy en día trabajamos en 3.700 pueblos. Gracias a los últimos 20 años de apoyo de la población y a los 130.000 amigos y colaboradores pasamos de 300 pueblos a esta cifra actual. Yo puedo hablar de los logros en Anantapur, pero es mejor utilizar las palabras de la gente que está con nostoros. Ahora, ellos se sienten iguales que los demás. No creen que las personas de las castas superiores lo sean. Eso es un sueño para mí y es lo que tenemos que conseguir en el mundo del desarrollo.

--Usted forma parte de la fundación desde el principio. Y sigue viviendo en India. ¿Cuáles son los principales problemas del día a día?

-Anantapur es una zona de sequía. Falta el agua potable, hay cientos de pueblos a los que tanto el Gobierno como la fundación tienen que ayudar en verano. Hay mucha gente que puede tener vida gracias a los cultivos o no. También preocupa mucho el tema de la educación. La verdad es que, en general, el nivel de enseñanza no es muy bueno. Asimismo, uno de los temas preocupantes es prevenir los matrimonios concertados. Las chicas no quieren casarse con quince o dieciséis años. Quieren estudiar. Para nosotras y para todos los grupos de mujeres; en India, con una sociedad patriarcal, nosotras queremos una vida igual y libre de la violencia y la discriminación.

--Cuando vuelve al mundo occidental, ¿siente que somos capaces de comprender esta realidad?

--Es difícil imaginar este mundo. Por eso, siempre animamos a nuestros padrinos y colaboradores a hacernos una visita. Siempre nos dicen que en España nos explican todo, pero que hasta que no se ven en el lugar es imposible comprender la situación de la gente y el alcance de la labor de la fundación.

--Si pudiera lanzar un mensaje al planeta, a todo el mundo… ¿Cuál sería?

--Que todo es posible. Que podemos buscar soluciones. Y que la contribución de cada persona, por pequeña que sea, es importante. Todo lo que hemos logrado es gracias a eso. Así que el mensaje es que hay cosas malas que pasan en el mundo pero también existe el bien. Y juntos podemos encontrar soluciones.